Oviedo,

Ángel FERNÁNDEZ ORTEGA

El pico Julalisa se emplaza en el oriente asturiano, a caballo entre los municipios de Onís y Llanes. Es la montaña más relevante de la serranía del Hibéu, de unos tres kilómetros de longitud, que abarca en sentido Este-Oeste un vasto territorio de compleja orografía configurada de potentes mantos calizos. Su perfil cumbrero ya se contempla desde Benia, capital del municipio de Onís, elevándose en medio de mullidas praderías que en tiempos atrás constituyeron el territorio de pastoreo de los pueblos colindantes. La cima del Julalisa, pese a su modesta altitud, constituye la aventajada atalaya que pone al descubierto los dilatados horizontes del mar y de los Picos de Europa

En la presente ocasión elegimos el pueblo de Robellada de Onís (carretera AS-115), lugar de la marcha de aproximación a la cima. Lo hacemos desde el barrio La Piedra (386 metros) tomando contacto con una pista de tierra que surge a la derecha de la carretera. Seguimos su curso de manera continuada cruzando entre sucesivas zonas de prados de siega.

Más adelante variamos el rumbo a la derecha hacia el Cantu Bustuteru, donde la pista finaliza al pie de una torre del tendido eléctrico. Justamente allí aparece un marcado sendero, por donde avanzamos en sentido oeste por la cresta de la denominada Cuesta de Tebia. Desde esa posición ya aparecen por el espacio sureño el núcleo de montañas que configuran los Picos de Europa, panorámicas que se van ampliando a medida que ascendemos.

Después el camino nos emplaza hacia la vertiente del valle de Ilceo, y por esa ladera vamos profundizando hasta presentarnos en la brecha de Tebia (622 metrso) 3,2 kilómetros en una hora y 30 minutos de marcha. Desde aquí eludimos la ascensión a Cabeza La Tebia y optamos por tomar el sendero de la derecha que prosigue en llano en dirección a la Llana de Hibéu.

Por esos contornos la ruta sigue plácida disfrutando de su variado paisaje, que está recortado en el horizonte próximo por el núcleo del Hibéu, que se despliega con sus marcados canalizos que rasgan de arriba a abajo toda su vertiente meridional. Pronto alcanzamos la majada de La Llana, en cuyo umbral nos topamos con un abrevadero localizado bajo el camino de aproximación. En medio de la vega aparecen también vetustas cabañas pastoriles en estado de abandono (588 metros), 4,2 kilómetros en una hora y 45 minutos.

Nos acercamos en la base de la montaña, que nos presenta algunas de las estrías o canalones que son apropiados para ascender a la cima, la cual se encuentra en el extremo occidental de la sierra. Elegimos la ruta menos expuesta, que desde la misma vega arranca por el costado oriental hasta coronar el collado.

Seguidamente avanzamos al poniente, cambiando el rumbo de la marcha, la cual transcurre entre canchales de piedra que de manera muy incómoda vamos superando. Al final nos instalamos en esta excelsa cúpula, que está escorada ligeramente en el territorio de Llanes y que nos regala preciosas panorámicas en todas las direcciones, (869 metros). 5,7 kilómetros en 2 horas y 15 minutos de marcha.

Retornamos al punto de inicio de esta excursión descendiendo a La Llana por la collada de Pozobal, donde concluye una nueva pista forestal que da comunicación a un cierre ganadero y una pequeña presa de agua. Una vez en la vega retomamos el camino que nos conduce al pueblo de Robellada por el camino de ascenso.