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Voleibol

Un proyecto de vida vinculado a las canchas

María Corral iba para bioquímica, pero lo dejó por un deporte que le apasiona y del que lleva prendada casi 25 años

La entrenadora y Lucía Ballvé, promesa del voleibol. A la izquierda, Corral durante un partido. M. C.

Su carrera iba encaminada hacia la bioquímica, pero empezó a coquetear con el voleibol y, poco a poco, se fue quedando prendada por este deporte. Dejó el laboratorio y se metió de lleno en las canchas. Tanto, que ya lleva casi 25 años vinculada al voleibol, un deporte que le apasiona y al que le dedica la mayor parte del tiempo. El idilio de María Corral con este deporte comenzó cuando una compañera suya de facultad le convenció para que le ayudara con los equipos de voleibol en el colegio Loyola. Poco después, el coordinador del San Ignacio se fijó en ella y en su forma de trabajar y la llamó para incorporarse a la sección de voleibol del colegio de los Jesuitas. A partir de aquí, su evolución en este deporte ha ido a más y "desde entonces mi proyecto de vida como bioquímica quedó apartado por lo que me dieron las canchas", indica Corral, entrenadora de voleibol, gallega de nacimiento, pero que lleva en Asturias 24 años.

Dirigió al equipo junior del CV La Calzada y luego dio el salto como ayudante al equipo FEV del Medina. "Recuerdo el fin de semana que conseguimos el ascenso a división de honor como uno de los mejores que he vivido", dice Corral. Poco después, tuvo que coger las riendas de aquel grupo que estaba en la Superliga, una experiencia que le hizo ver lo que quería de verdad. "Si miro hacia atrás, creo que fue la mayor locura deportiva que hice en mi vida, entrenaba a gente mayor que yo y que incluso sabía más que yo, pero no cambiaría la experiencia por nada", explica. Eso sí, "decidí volver a casa, a la base", el lugar donde se siente más cómoda, el sitio que de verdad le apasiona. "La enseñanza en la base es muy esclava y quizás la menos reconocida, pero a mí me apasiona", sentencia. Y se nota que le apasiona, por cómo lo dice, por lo que dice. "Poder imaginar un proyecto de jugadora y de equipo y trabajar hasta que los ves convertidos en realidad es simplemente fantástico", añade.

La trayectoria de María Corral en los banquillos es amplia. Dirigió a la selección infantil femenina de Asturias durante once años, con la que logró cinco bronces y una plata. Su trabajo se vio recompensado y le llevó a formar parte de un grupo de entrenadores de promoción de la federación española. Su labor: detección y formación de talentos, que más tarde formarían parte de las selecciones españolas. Además, en el colegio San Ignacio lleva 22 años. Cuando llegó, sólo había un equipo cadete y otro infantil. Hoy en día, son más de 150 alumnos. También se ocupa de los equipos masculinos del Voleibol Oviedo.

Dicen que tiene una memoria prodigiosa. Y es cierto, porque cuando se le pregunta por el debut con la selección no duda. "Lo recuerdo como si fuera hoy, fue en Guadalajara en 2003, logramos el bronce y recuerdo la bola a la línea que se nos fue por centímetros de María García Valcárcel y que nos hubiese dado el pase a la final".

Como entrenadora, se define "exigente, me gusta que mis jugadores se involucren en el proyecto con la misma ilusión que yo". Más de dos décadas en las canchas le han dado a María Corral una experiencia que muy pocas tienen. Por eso, cuando se le pregunta por Lucía Ballvé se deshace en elogios hacia ella. Eso sí, señala que después "haberla entrenado siete años igual no soy muy imparcial". Ballvé es una de las promesas del voleibol asturiano. Titular de la selección española junior, a sus 15 años tiene un amplio palmarés "y lo mejor es que aún no le vemos el límite", apunta.

La vida de María Corral gira alrededor del voleibol. Apenas le queda tiempo para más. ¿Se puede vivir del voleibol? "Sinceramente te diría que no, yo me considero una afortunada porque llevo trabajando en lo que más gusta 25 años, pero sé que no es la realidad de muchos de mis compañeros de banquillo", subraya.

Aunque las competiciones ligueras han llegado a su fin, Corral tiene una agenda muy apretada entre junio y julio, donde se meterá de lleno en el vóley playa. Así es la vida de María Corral, una entrenadora que vive el voleibol, un deporte que le enganchó hace más de dos décadas y que hoy en día mantiene la misma ilusión que cuando comenzó su andadura en las canchas del colegio Loyola gracias a su compañera de facultad.

Dejó el laboratorio para dedicarse por completo al voleibol, y no se arrepiente de nada. Le gusta trabajar con la base, con las futuras promesas de un deporte que forma parte de su vida. Por lo menos, de los últimos 25 años, los que lleva vinculada a este deporte. Y los que le quedan.

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