El voleibol es uno de los deportes más populares en el mundo, con un porcentaje muy elevado de países que lo reconocen como un deporte mayoritario.
El voleibol se convirtió en deporte olímpico en 1964 y desde entonces su crecimiento en EEUU ha sido espectacular.
Este deporte se está convirtiendo en popular en nuestras escuelas, institutos y colegios.
El voleibol de competición se diferencia del recreacional por la cantidad de organización necesaria para la puesta en práctica de las destrezas individuales y de las tácticas que son altamente refinadas.
El voleibol de competición es para jugadores/as que poseen cierta rapidez, coordinación y resistencia, y que además, quieren desarrollarlas al máximo.
Estas cualidades son esenciales para el dominio de las complejas situaciones y destrezas del juego.
Actualmente millones de personas practican el voleibol en los diferentes niveles.
Los practicantes van desde niños/as que lo hacen en el colegio, hasta los de alta competición, dejando en el medio a estudiantes, trabajadores y ejecutivos que lo hacen recreacionalmente.
Es el voleibol un deporte seguro, las lesiones que suelen producirse se deben más al descuido de los jugadores que a la naturaleza del juego en si, amén de la falta de calidad técnica de los jugadores.
Sin embargo el voleibol de alto nivel ha introducido nuevos riesgos.
Reglar usos liberales en cuanto al juego en la línea divisoria del terreno de juego, las planchas, las caídas, los bloqueos y los remates fuertes exigen una mejor condición física para compensar el mayor riesgo de lesiones.
En resumen el voleibol es un deporte seguro si sus practicantes se esfuerzan por alcanzar una buena condición físico-técnica, si se ven respaldados por una buena organización y las canchas son adecuadas.
La realidad es que todo esto se está consiguiendo y creo que por ello que se va por el buen camino. Que así sea.
