Es uno de los clubes más representativos del occidente asturiano. Como aval tiene detrás casi siete décadas de historia y numerosos capítulos. Unos buenos, otros no tanto. Ahora, la entidad lucha por salir adelante. Se trata del Real Tapia, un club que busca la estabilidad a base de trabajo y esfuerzo. El que le dedican todos los que forman parte de la junta directiva encabezada por Jesús Carbajal, su presidente, y Pablo López, vicepresidente. "Aquí todos colaboramos y aportamos nuestro granito de arena para que el club siga adelante", indica Pablo López. Pero, ¿cómo está la entidad? "Poco a poco vamos saliendo y estabilizando el club, yo creo que si todo va bien, en cuatro o cinco años podemos tener la deuda a cero", explica López, que lleva dos años como directivo y cuatro colaborando con el Tapia.
La entidad cuenta con siete equipos en competición, además de una escuela de iniciación. En total suma alrededor de 150 jugadores. La entidad persigue varios ascensos en la actual campaña. Uno de ellos, el del regional, que juega en Primera y está dirigido por Juanpi. El equipo marcha tercero y tiene opciones de dar el salto de categoría. Al igual que el juvenil de Segunda entrenado por Juan Villamil, que ocupa la quinta plaza; y el Tercera cadete, que está comandado desde el banquillo por Guillermo, y marcha tercero. El equipo de Tercera infantil, dirigido por José Manuel Castro, ocupa la tercera plaza y también mantiene sus opciones de ascenso. Además, el Primera alevín, entrenado por Jonás Cotarelo, lucha por la permanencia, un objetivo que tiene en su mano. La estructura deportiva del club se completa con el benjamín, que juega en Tercera y está dirigido por Rubén López; el prebenjamín, dirigido por Castro; y la escuela, que entrena Pablo López.
El Tapia aspira a seguir creciendo. Ya lo hizo en la actual campaña sumando el benjamín y la escuela a su estructura. "La próxima temporada vamos a crear otro juvenil y otro benjamín y estamos peleando por sacar un equipo femenino".
Con estas perspectivas, el club es optimista y lucha por consolidar el proyecto. "Nuestra idea es potenciar al máximo las categorías inferiores para que salgan jugadores que lleguen al primer equipo y, si es posible, con gente de aquí". Eso sí, "sin olvidarse de que nuestra filosofía está basada en la formación de los jugadores tanto a nivel deportivo como personal, que los niños disfruten y compitan".
Uno de los mayores problemas del Tapia es el campo. Y es que cuando llega el frío y la lluvia, tanto A Xungueira como As Aguaceiras acaban en unas condiciones donde es casi imposible practicar fútbol. Por eso, "la solución ideal sería contar con un sintético. El problema del campo es un handicap para nosotros y muchas veces nos impide crecer". Aun así, el Tapia lucha por mantener vivo el espíritu de un club que el propio vicepresidente define de "familiar y modesto".
