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Los árbitros más jóvenes de Asturias, dos hermanos de 12 y 13 años

La edad mínima para arbitrar son 14 años pero con Ioan Gabriel y Andrei se ha hecho una excepción

Ioan Gabriel y Andrei, los árbitros más jóvenes de Asturias. JULIÁN RUS

A pesar de su corta edad, uno tiene 13 y otro 12 años, Andrei e Ioan, dos hermanos que llegaron de Rumanía a Asturias hace siete años, han elegido el camino del fútbol, pero no como jugadores, que quizá pueda parecer lo normal, sino como árbitros. Desde un principio tuvieron claro que lo suyo sería el arbitraje. Y por eso, los dos realizaron el curso en la Escuela de Árbitros de la Federación Asturiana en noviembre del año pasado y, tras superarlo con buena nota, en enero comenzaron su aventura en el mundo del arbitraje.

Llevan cada uno más de una docena de encuentros arbitrados y, hasta ahora, la experiencia no ha hecho más que acrecentar su idea de que lo suyo es el silbato. Ioan Gabriel Lupei y Andrei Lupei Vasile son los árbitros más jóvenes de Asturias, donde la edad mínima para el inicio en el arbitraje está marcada en 14 años, aunque en estos dos casos el presidente del Comité Técnico de Árbitros, José Manuel Suárez, y sus más cercanos colaboradores decidieron hacer una excepción. Por ahora, los dos jóvenes colegiados están respondiendo a la perfección.

Ioan, al que sus amigos llaman Gabi, nació en septiembre de 2004. Jugó al fútbol hasta los 9 años en la Escuela de Fútbol de Oriente y en el Cánicas "hasta que decidí que quería ser árbitro". De hecho, si le hubieran dejado coger el silbato antes lo hubiese hecho. Andrei nació en mayo de 2003. Los dos hermanos llegaron a esta actividad gracias a su padre, árbitro asistente en activo, que fue como un espejo en el que se miraron a la hora de decantarse por el mundo del silbato. "Cuando era más pequeño íbamos a ver a mi padre a los partidos", indica Andrei. "Me gustó mucho verle mandar en los encuentros y yo también quería hacerlo", añade Gabi, entre risas. ¿Mandar? "Bueno, mandar en el sentido de que hay que ser justos, cumplir unas reglas", subraya el árbitro más joven de Asturias.

Tanto Andrei como Gabi guardan en la memoria el primer partido que arbitraron. Un Vallobín-Salesianos Masaveu, el primero, y un La Corredoria-San Ignacio, el segundo. En ambos casos la experiencia fue "muy buena", aunque no faltó la dosis normal de nerviosismo al enfrentarse al primer encuentro como árbitro.

Los dos hermanos quieren hacer carrera en el mundo del arbitraje, ir paso a paso, y comprobar hasta dónde son capaces de llegar. Por ilusión y ganas no será, algo que se les nota a ambos cuando hablan de fútbol y arbitraje. En una familia con tres árbitros, ver un partido de fútbol en casa es divertido. Sí, se fijan en el gol que puede marcar el jugador de turno, pero también "analizamos las jugadas entre mi hermano, mi padre y yo, y muchas veces no nos ponemos de acuerdo", indica, entre risas, el menor de los hermanos, que tiene, al igual que su hermano, en José Luis González González y en Mateu Lahoz a sus referentes españoles.

Gabi y Andrei compaginan el arbitraje con sus estudios. El mayor cursa 1.º de la ESO en el Instituto Alfonso II de Oviedo, mientras que el pequeño estudia 6.º de Primaria en el Dolores Medio. Pero, además, ambos son grandes amantes del atletismo, un deporte que "me sirve para arbitrar", dice Andrei. Un poco más lejos ha llevado esta afición Gabi. Y es que tiene en su habitación más de 20 medallas en diferentes distancias y disciplinas en campeonatos regionales. Incluso llegó a pedir en una ocasión a la delegación de árbitros de Oviedo que le pusieran los partidos el sábado por la tarde, ya que por la mañana corría una prueba atlética.

Ioan y Gabi llevan apenas tres meses arbitrando partidos y su intención es sumar experiencia y seguir aprendiendo y formándose. Los colegiados son un blanco fácil en el fútbol y en los partidos, desde la grada, todavía, a veces, se escuchan insultos, "aunque estamos acostumbrados", dice Gabi. En un tono más amable, también les ha tocado arbitrar a equipos donde jugaba algún amigo. "Me dicen, en plan de risa, que les pite un penalti", comenta Gabi.

El culpable de que estos jóvenes colegiados hayan decidido colgarse el silbato se llama Arnold Kerekes, húngaro de nacimiento. Lleva en el arbitraje desde los 18 años y ha juzgado partidos en Hungría, Rumanía y ahora en Asturias. "A Andrei y a Gabi siempre les gustó ir a verme a los partidos y creo que fue ahí donde nació su afición", indica. Ahora es él, siempre que puede, el que no se pierde ningún partido de ellos.

Andrei y Gabi han iniciado con mucha ilusión su camino en el arbitraje. Son conscientes de que no será nada sencillo, pero la ilusión que le ponen en cada partido, en cada sesión formativa, es tan grande como para pensar que pueden llegar alto con el silbato. El tiempo y su forma de arbitrar pondrá a cada uno en su sitio.

De momento, Andrei y Gabi seguirán arbitrando partidos y formándose. "Me gustaría dedicarme a esto y llegar lejos", señalan los dos hermanos, aunque "sabemos que es difícil", sentencian.

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