En la portería del fondo izquierdo, del campo de hierba sintética de Tabiella, el juvenil del Navarro ensayaba los centros colgados al área, primero desde la izquierda y después desde la derecha. Al menos, colgaron unos 30 balones a la olla desde cada extremo. Sólo uno fue gol. Entre medias, chuts a las nubes, remates fallidos y hasta algún balonazo en la cara. Los jugadores se reían de su mala puntería y los entrenadores, lejos de perder los nervios por semejante falta de efectividad, se unían al jolgorio. Claro, que nada de aquello tenía importancia, porque a falta de jugar la última jornada, el Navarro ya había certificado el éxito para el que fue concebido: el ascenso. Tres años después, el barrio de Valliniello volverá a la élite, y verá a su equipo jugar en Liga Nacional Juvenil.
"Hombre, es que hoy no cuenta, estamos relajados. Además, nosotros somos un equipo como el Atlético de Madrid. No somos muy técnicos, somos más de presionar y ahogar al rival", justifica el delantero Marcos Prieto, que se perdió la sesión ya que está apartado del equipo por una rotura de ligamentos. Prieto es un poco el portavoz de sus compañeros. Desde luego, es el más parlanchín. El vestuario le quiere, y le recuerda constantemente el gol que metió contra el Avilés. "Fue en último minuto, desde entonces para nosotros, es el minuto 'noventa y Prieto'", explica el central Javi Viña. "Se debió equivocar, marcó sin querer", le vacila el defensa, Jorge Espejo. El caso es que ese día, el Navarro hizo el milagro de empatar un partido que perdía 3-1 en el 85.
"No, no somos un equipo de técnica. Pero el fútbol no es solo pasarse el balón. Es lucha, son segundas jugadas, balones aéreos. De eso también va este deporte", confiere David Sánchez, "Davo", el entrenador que a sus 34 años, es el responsable de un ascenso que para el Navarro significa mucho. "Es vital, porque estar en Liga Nacional significa que la cantera estará más cerca del primer equipo, que al fin y al cabo es para lo que estamos", interviene , su segundo Roberto Prieto, que a sus 32 años, lleva toda la vida en Valliniello. "Se va recuperando lo que de un tiempo a esta parte se había perdido, con el descenso de hace tres años", expone a modo de conclusión 'Davo'.
"El ambiente ha ayudado mucho. Es muy sano. Los padres son parte también de este club", remata el presidente, Juan Carlos García. El ascenso, llega además en un año muy especial, ya que en febrero, falleció Manuel Carballo, histórico vicepresidente del Navarro, con 20 años en el cargo. "Hemos perdido pilares básicos, pero nos estamos recuperando. Tenemos ahora 200 chavales entrenando con nosotros", remata el mandatario.
