La unidad de hemodiálisis hace “encaje de bolillos” para atender a 30 pacientes en cuatro camas y turnos de mañana, tarde y noche

El doctor Pedro Escalada puso en marcha el servicio en 1993 y fue el único nefrólogo durante tres décadas: “He tenido la oportunidad de marcharme muchas veces a otro hospital, pero sigo aquí porque la gente es digna de querer"

Por la izquierda, Iratxe Álvarez, Alba Álvarez, Pedro Escalada, Alicia Martínez y Eduardo Josué Banegas.

Por la izquierda, Iratxe Álvarez, Alba Álvarez, Pedro Escalada, Alicia Martínez y Eduardo Josué Banegas. / D. Álvarez

Cangas del Narcea

Siete años llevaba funcionando el hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea cuando se puso en marcha su unidad de hemodiálisis. Era 1993 y el encargo recayó en el doctor Pedro Escalada, que continúa al frente de la unidad, y quien por ese entonces acababa de finalizar su residencia de Nefrología en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). En noviembre de 1993, el hospital que da servicio al área II (Cangas del Narcea, Ibias, Degaña, Allande y Tineo) contaba con cuatro puestos para realizar la hemodiálisis, los que se mantienen en la actualidad.

“Había pacientes de Cangas, de Tineo, y había uno de Degaña y otro de Ibias, que eran las situaciones más sangrantes, porque antes de la unidad los recogían a las cuatro y media de la mañana para estar a las ocho en Oviedo y no regresaban a casa hasta última hora de la tarde, tres días a la semana”, rememora el nefrólogo. Una situación que pasaba factura a los pacientes, que entonces se enfrentaban también a tratamientos más duros de lo que son en la actualidad con lo que los interminables viajes a Oviedo por unas carreteras llenas de curvas “suponían un condicionante tremendo para la calidad de vida de los pacientes”.

Precisamente, valorar la importancia de contar con esta unidad en el hospital comarcal para evitar los desplazamientos al HUCA fue en lo que hizo hincapié el jurado de los Premios Saludables de la Escuela de Salud del Ayuntamiento de Tineo para otorgarles el galardón en la categoría de institución a finales de 2024.

La enfermera Alba Álvarez ante una de las máquinas de hemodiálisis.

La enfermera Alba Álvarez ante una de las máquinas de hemodiálisis. / D. Álvarez

En el área actualmente y desde hace unos años hay unos treinta pacientes dializándose, lo que supone una ocupación del servicio que en los últimos dos años está en el 130 por cien. “Este aumento de pacientes supuso un incremento de turnos de hemodiálisis, pasando a tener tres diarios, mañana, tarde y noche, todos los días, lo que solo ocurre aquí y en el HUCA”, explica el doctor. Para conseguir atender toda la demanda, asegura que tienen que hacer "un auténtico encaje de bolillos para absorber a todos nuestros pacientes” porque, de otra manera, la alternativa sería derivarlos al hospital central en Oviedo. “algo que para nosotros sería muy duro, que por falta de disponibilidad de espacio o de turnos tuviéramos que retroceder tres décadas atrás”.

Para lograr dar cabida a todos los pacientes, aparte de aumentar los turnos, el servicio ha ido implementando nuevas técnicas de hemodiálisis, que en personas con la enfermedad cuyas características permiten su aplicación, suponen una reducción del tiempo que necesitan pasar conectados a una máquina para limpiar su sangre. Es el caso de la hemodiálisis incremental, que consiguió “un ahorro de sesiones del 33 por ciento al solo tener que dializar a los pacientes dos días a la semana en lugar de tres”, detalla Escalada. “Esto desde un punto de vista economicista es importante, pero para la calidad de vida de los pacientes es fundamental”, añade y enfatiza que su objetivo siempre ha sido realizar los tratamientos más personalizados para sus pacientes, lo que también exige un intenso trabajo de seguimiento que requiere de “una entrega continua del equipo de profesionales sanitarios”, recalca. “Hay muchas modalidades de diálisis y siempre he sido partidario de adaptarlas a las características y necesidades de cada paciente, además hemos intentado innovar todo lo posible y estar a la última con las técnicas que estén demostrando ser más eficaces”, resume.

Pedro Escalada fue el único nefrólogo al frente de la unidad desde que él mismo la puso en marcha. No fue hasta julio de 2023, coincidiendo con el treinta aniversario del servicio, cuando llegó al hospital cangués un segundo nefrólogo, Eduardo Josué Banegas, que se sorprendió del orden que se había establecido para que todo funcione al milímetro y con previsión: “Para mí fue un cambio muy positivo; aquí se hace medicina, lo que lees en los libros es lo que realmente puedes implementar aquí”.

En el equipo de enfermería ahora mismo hay 18 personas trabajando y la más veterana es Marisa Ron, que dio los primeros pasos con el nefrólogo Pedro Escalada. “Recuerdo los primeros pacientes que después de estar yendo a Oviedo venían con cierto miedo, porque aquí es muy importante la confianza que se establece entre los profesionales y el enfermo”, asegura la enfermera.

Por la izquierda, Manuel Veiga, Pedro Escalada, Marisa Ron y Benigna Gayo, en la unidad de hemodiálisis.

Por la izquierda, Manuel Veiga, Pedro Escalada, Marisa Ron y Benigna Gayo, en la unidad de hemodiálisis. / D. Álvarez

Benigna Gayo fue una de las primeras pacientes que tuvo la consulta de nefrología. Ya llevaba 10 años acudiendo a Oviedo y para ella supuso un alivio que el servicio se prestase en Cangas. “Tenía que ir con los análisis en el Alsa de las siete de la mañana y era un trastorno, así que yo encantada cuando pusieron la consulta en Cangas y más cuando tuve que empezar a hacer diálisis, hace 17 años. Muchas veces pensaba que si tuviera que ir a hacerlo a Oviedo no podría aguantarlo. Aquí vengo contentísima, es como mi casa y el personal es encantador”, confiesa.

Seis años lleva Manuel Veiga en diálisis y destaca el trato que recibe tanto de los doctores como de las enfermeras: “No en todos los sitios te tratan así de bien, yo tengo hijos viviendo en Extremadura y fui a pasar algunas vacaciones, por lo que tenía que hacer diálisis en el hospital de allí y el trato era distante. Que nos hablen es algo que necesitamos los pacientes, porque son cuatro horas”.

El doctor Pedro Escalada también valora la forma de ser de los pacientes del Suroccidente: “La gente de aquí es sana, digna de querer y de que alguien se mueva por ellos y los defienda, yo he tenido la oportunidad de marcharme muchas veces a otro hospital, pero sigo aquí por la forma de ser de los pacientes, la gente se lo merece”.

Los doctores cangueses advierten de que la enfermedad renal será la epidemia de nuestro siglo, igual que lo fue la cardiovascular del pasado. “Se están publicando estudios que estiman que a finales de este siglo, la enfermedad renal va a ser la segunda causa de mortalidad”, ahonda Escalada, que especifica que a día de hoy hay un siete por ciento de la población general que soporta algún grado de enfermedad del riñón aunque no esté diagnosticado y si se traslada a mayores de 65 años, llega al 30 por ciento. Añade además que "se trata de una patología que, por desgracia, su historia natural siempre es ir a peor”.

La prevención de la enfermedad está vinculada a controlar los factores de riesgo cardiovascular, como son la tensión arterial, la diabetes, el colesterol, el ácido úrico y la obesidad. Por lo que las recomendaciones médicas pasan por mantener una dieta equilibrada, en la que primen el consumo de alimentos naturales y se veten los procesados; la práctica de ejercicio físico, que puede ser simplemente caminar; y mantenerse bien hidratado. Añaden también intentar evitar los fármacos nefrotóxicos, entre los que se incluyen los antiinflamatorios. Concluyen como resumen en este servicio médico que “si cuidas el corazón, cuidas los riñones”. 

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