Uva comprada en Lugo y más de 20 años de tradición, el secreto del mejor vino casero de Santiso (Cangas del Narcea)

Andrés Fernández, ganador del certamen local de caldos artesanales, es de Jalón, un pueblo sin viñedos, y heredó de su padre el gusto por elaborar su propia bebida

Andrés Fernández con su premio y su vino campeón en el concurso de vinos de casa de Santiso.

Andrés Fernández con su premio y su vino campeón en el concurso de vinos de casa de Santiso. / D. Álvarez

La tradición de hacer vino en casa, tan arraigada en Cangas del Narcea, va más allá de los viticultores. En pueblos en los que no hay ni hubo presencia de viñedos también se pueden encontrar bodegas y elaboradores, que tienen que comprar la uva, pero que aún así disfrutan del proceso de elaboración del vino, que en muchos casos también es heredada de generaciones anteriores. Un ejemplo de este tipo de productores es el ganador del concurso de vinos de casa organizado por el Museo del Vino de Cangas con motivo de la celebración de Santiso, en el barrio bodeguero cangués, que tuvo lugar este domingo.

Andrés Fernández, vecino del pueblo cangués de Jalón, consiguió que su vino elaborado con uvas que compra a un amigo en Ribeira Sacra (Lugo) fuese considerado el mejor del certamen, en el que compitieron 16 vinos. Su caldo es resultado de la mezcla de uvas de las variedades mencía, jerez, alicante y un poco de godello blanco.

Por la izquierda, la edil Alba García, Andrés Fernández, con su premio, y Joaquín Fernández, de la organización de Santiso.

Por la izquierda, la edil Alba García, Andrés Fernández, con su premio, y Joaquín Fernández, de la organización de Santiso. / D. Álvarez

Cuenta que lleva 20 años haciendo vino en casa para el consumo propio, una tradición que heredó de su padre, que fue el que comenzó con la producción y quien continúa acompañándole en todo el proceso. “Mi abuelo ya iba a caballo a buscar pellejos de vino a Caboalles (León) y luego mi padre empezó con la elaboración en casa”, relata. Explica que la razón de comenzar a hacer vino en casa se puede vincular a que siempre han sido una familia muy extensa y “se juntaba mucha gente para hacer trabajos como la matanza o cuando salían a las fincas y era imposible conseguir tanto vino, que era lo primero que se bebía en estas casas, así que había que hacerlo”.

Andrés Fernández rememora que antes el vino era una parte fundamental de la alimentación. “La gente iba a la braña con el ganado y con el frío que hacía el vino era muy bueno para entrar en calor. También se llevaba la bota de vino para los trabajos en las tierras, que en la mayoría de los casos la gente no volvía a casa a comer, aprovechaban todo el día”, recuerda.

Siempre hicieron su vino con uva comprada, ya que su pueblo situado a 1.050 metros de altitud, en pleno parque natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, nunca hubo cultivo de viñedos. Pero sí bodegas. La suya primero fue de madera y ahora está dotada con depósitos de acero inoxidable, en los que Andrés Fernández elabora 700 litros de vino.

Asegura que como es una producción pequeña y casera, el proceso se hace con mucho mimo. “Los racimos se despalillan y solo va la uva, además las seleccionamos para quitar las que puedan estar dañadas y no las prensamos, solo va el mosto”, detalla.

Inviernos más suaves

Además, explica que los inviernos más suaves que se están viviendo en los últimos años está favoreciendo al vino que se hace en la localidad. “Al no haber temperaturas tan bajas como antes se favorece la cocción del vino y ayuda a que fermente mejor. Antes había que ayudarle aportando calor con radiadores o estufas de gas. Ahora solo a veces, si no veo la cocción bien, le pongo calor, porque es muy importante controlar las cocciones”, asegura.

Añade también que todos los procesos y trasiegos los realiza siguiendo las fases lunares “eso es algo que mi padre lleva a rajatabla y yo lo continuo. Y concluye destacando que su vino “es fruto de la combinación de naturaleza y tradición”.

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