Habla la canguesa que sobrevivió al ataque de un oso en 2021 y que será indemnizada con 83.000 euros: "No me dio tiempo a decir ni una palabra; según bajaba, salió y zas"

Carmen Suárez asegura que el dinero no compensa las secuelas: "Lo que más echo de menos es ir al huerto"

VIDEO: Habla la canguesa que sufrió el zarpazo del oso: “Que a nadie le pase lo que me pasó a mí, no se olvida nunca”

Demelsa Álvarez / Amor Domínguez

Sonande (Cangas del Narcea)

Carmen Suárez, vecina de Sonande (Cangas del Narcea), puede contar que ha sobrevivido al ataque de un oso. Asegura que lo que vivió ese día "no se olvida nunca", aunque le es difícil explicar el momento del encontronazo con el plantígrado, porque todo sucedió en unos segundos: no le dio tiempo ni a decir una palabra. De lo que sí se acuerda con nitidez es lo que se le pasó por la cabeza en ese instante: "Por lo menos pude conocer a mi primera bisnieta", pensó. Había nacido unas semanas antes del fatal suceso.

El ataque se produjo hace cuatro años, el 30 de mayo de 2021, a última hora de la tarde. Era un domingo y en casa había tenido de visita a sus nietos y su esperada bisnieta, que había nacido a principios de mes. Como era un día soleado, cuando se fueron sus nietos aún quedaban horas de sol y junto a su yerno, José Antonio Rodríguez, salió a dar un paseo, aunque él se quedó rezagado. Carmen explica que siempre camina por la margen izquierda de la carretera en dirección a Sorrodiles, también ese día, cuando de pronto, ante ella salió un gran oso que le propinó un zarpazo en la cara que la tiró al suelo, aunque en ningún momento perdió la consciencia.

"No me dio tiempo a decir ni una palabra, ni siquiera puedo explicarlo, porque según bajaba, salió y zas", rememora. Sí se da cuenta de que, al intentar incorporarse, el oso aún estaba muy próximo y pudo ver como le mostraba los dientes.

Su yerno fue el primero que llegó hasta ella, aunque no pudo ver el ataque. Testigos de lo sucedido fueron los vecinos que llegaban caminando desde Sorrodiles.

Carmen Suárez recuerda la sensación de tocarse la cara y notar que se le descolgaba una parte, la desgarrada por la zarpa, y la cantidad de sangre que la rodeaba. Pronto llegó la ambulancia que la llevó al hospital comarcal Carmen y Severo Ochoa de Cangas del Narcea, donde estuvo ingresada hasta el 12 de junio.

"Me vi muy mal, los dolores y todo lo que pasé no me lo va a quitar el dinero de la indemnización", lamenta Carmen Suárez, que acaba de conocer que el Tribunal Superior de Justicia de Asturias obliga al Principado a pagarle una indemnización de 83.600 euros, después de que la Administración rechazase la reclamación de responsabilidad patrimonial que le había solicitado la víctima en agosto de 2022.

Carmen Suárez sabe que dentro del infortunio tiene suerte de vivir para contar lo sucedido, pero asegura que no es la misma de hace cuatro años, cuando tenía 74. "Lo bien que yo me manejaba entonces no lo voy a recuperar", se queja. Depende de que la ayuden a calzarse y tiene que caminar apoyada en una muleta. No obstante, "lo que más echo de menos es ir al huerto, era mi entrenamiento y desde entonces no puedo ir porque no me puedo agachar. También amasaba y tampoco pude volver a hacerlo", relata. La única actividad que puede realizar ahora es salir a pasear, pero tampoco sola, porque siente miedo de volver a encontrarse con un oso.

Una posibilidad que es muy alta en su localidad, donde viven rodeados de osos, que se acercan constantemente sin que nadie haya hecho nada. Precisamente en su primer paseo tras regresar del hospital, lo primero que divisó en una finca cercana al salir al camino ante su casa fue un oso, lo que le hizo volver a revivir lo sufrido y a necesitar de la compañía de alguien en el exterior.

Su deseo es que no vuelva a haber otro ataque, que "a nadie le pase lo que me pasó a mí, y a quienes tanto protegen al oso había de tocarles algo". Aunque ahora todo el proceso de reclamación de responsabilidad patrimonial ha llegado a su final y favorablemente para ella, asegura que "causó muchos dolores de cabeza, vueltas y trabajo". Y, sobre todo, en lo que insiste es que "a pesar de todo lo que me den, yo prefería la tranquilidad con la que vivía antes".

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