Un toro de 1.500 kilos, campeón cinco años consecutivos, y una vaca ganadora desde que era ternera, entre los mejores del Concurso nacional de asturiana de los valles

El toro “Bolero” ha vuelto a proclamarse campeón en el Concurso nacional de la raza asturiana de los valles que se celebró este fin de semana en Cangas del Narcea. Fue el gran campeón nacional de tipo normal revalidando el título por quinto año consecutivo. Se trata de un toro de gran envergadura que puede alcanzar los 1.500 kilos de peso. Un imponente tamaño que compensa con su nobleza.

Su propietario, el empresario José Antonio Díaz Carbajosa, explica que “Bolero” refleja “muy bien el sistema racial de la asturiana de los valles” y es la tercera generación de campeones, puesto que antes que él su padre y su abuelo ostentaron durante años el título de grandes campeones en el Concurso nacional. “Es un toro de gran tamaño, que destaca y tiene mucha nobleza, algo que ya tenían su padre y su abuelo”, asegura el ganadero, que cuenta con orgullo que tanto “Bolero” como su padre nacieron en la ganadería y que fue su abuelo el que lo compró de muy joven para ser semental.

Además de buena genética, conseguir unos animales de concurso requiere de cuidados, especialmente de poner atención a su alimentación y manejo. “Lo tenemos en el pasto en la finca La Mesada de Villaviciosa y una vez al mes o cada dos meses hacemos manejo con él para que esté habituado”, explica Díaz Carbajosa, que cuenta con 240 reses repartidas entre Llanera y Villaviciosa.

En la categoría de culón fue “Taxco” quien se proclamó gran campeón, en su caso, por primera vez, después de haber quedado en segundo lugar el año pasado. “Es un toro que reúne las condiciones que se piden a la raza asturiana de los valles, tiene un color casi perfecto, tiene buena grupa, está muy bien hecho”, apunta el ganadero Daniel Carbajosa, de Las Regueras, sobre un animal que nació en la ganadería, que cuenta con 30 cabezas. Además, destaca de él su carácter: “Es un toro muy noble y creo que le viene de genética, porque su padre ya lo era, estaba sin anillar, no iba a los concursos, pero siempre fue muy dócil”, destaca.

Para este ganadero, que lleva unos cinco años participando en el concurso, considera que tener un toro campeón da a la ganadería prestigio, aunque reconoce que asistir a estos eventos también supone sacrificio y mucho trabajo.

La vaca gran campeona de tipo normal llegó desde el País Vasco, de Laukiz (Vizcaya). Su nombre es “Bizkaína” y ha ido revalidando su título desde que se presentó como ternera al concurso. “Es un orgullo para nosotros, que no contamos con muchos animales y que los buscamos que sean morfológicamente y genéticamente buenos y que también tengan rendimiento, que te llegue una campeona nacional además criada en casa, es una gran satisfacción”, asegura el ganadero Beñat Urbieta, que cuenta con unas 34 reses. En concreto, la campeona, de cinco años se caracteriza por ser “larga, tener bastante alzada y estar muy bien hecha, además todavía le queda por desarrollar”.

Este ganadero vasco asegura que decidieron apostar por esta raza autóctona asturiana por su carácter noble, su morfología y su rendimiento cárnico: “Es una raza que nos ha gustado siempre”. Para él participar en los concursos es una forma de “ir mejorando la ganadería porque te vas fijando en lo que hacen otros ganaderos”. Y si además hay premios “es una satisfacción porque es una forma de ver que se están haciendo las cosas bien”.

En tipo culón fue “Mistela”, de la ganadería La Pienda de Las Regueras, la que se llevó el campeonato. Ha conseguido revalidar su título por segundo año consecutivo y además este año también se llevó el campeonato de mejor vaca con cría, acompañada por “Micaela”, lo que demuestra que “transmite muy bien la genética y eso es algo complicado de conseguir”, explica el ganadero José González, que lleva participando siete años en el concurso nacional.

Describe a “Mistela” como “la vaca ideal” dentro de la raza asturiana de los valles. “Está en un buen momento, es el segundo año que gana, y aparte de ser bonita transmite genética”, destaca este ganadero que tiene unos 300 animales, la mitad de la raza frisona, con la que también asiste a concursos.