Retrato del histórico futbolista de Cangas del Narcea Ceferino Arias “Chichi”: “Vivió para el deporte”

La familia del jugador lo recuerda con una imborrable sonrisa y una actitud positiva en la vida, que le llevó a disfrutar del fútbol sin abandonar su tierra natal

Pablo Paz y su madre Gala Arias, nieto e hija de Ceferino Arias "Chichi", con recortes de prensa sobre el futbolista cangués.

Pablo Paz y su madre Gala Arias, nieto e hija de Ceferino Arias "Chichi", con recortes de prensa sobre el futbolista cangués. / D. Álvarez

Cangas del Narcea

El Real Oviedo y sus seguidores están viviendo el sueño de haber logrado volver a Primera División después de 24 años. El primer ascenso a la máxima categoría del fútbol español del equipo asturiano se produjo en la temporada 1932-1933, un hito histórico para el club del que formó parte un cangués, el futbolista Ceferino Arias Arce (Cangas del Narcea, 1912- Cangas del Narcea, 2007), conocido como “Chichi”, que da nombre a la peña oviedista del concejo fundada en 2013.

El de Cangas del Narcea solo formó parte del Real Oviedo aquella gloriosa temporada, pero le bastó para que el club se convirtiese en el equipo de su corazón. Una pasión y afición por el equipo carbayón que supo transmitir a su familia, que sigue defendiendo el color azul.

No obstante, compartía querencia por el equipo de casa, el Narcea, con el que comenzó y finalizó su carrera como futbolista. De hecho, fue en el Narcea donde despuntó formando parte de la primera plantilla con solo 14 años. En 1932 el Narcea se proclamó Campeón del Occidente y la gesta no pasó desapercibida en la capital. El Oviedo, que tenía en marcha unas pruebas para alistar futbolistas asturianos a su plantilla, llamó a dos jugadores cangueses, que lograron superar las pruebas, pero finalmente solo Ceferino Arias se incorporó al equipo. Una decisión que le llevaría a vivir un momento histórico del deporte asturiano, pero también le supuso sacrificio, ya que en alguna ocasión tuvo que desplazarse a la capital en bicicleta para poder jugar.

Foto del archivo familiar de Ceferino Arias "Chichi" en el homenaje que le rindió en 1998 la asociación de veteranos del Real Oviedo.

Foto del archivo familiar de Ceferino Arias "Chichi" en el homenaje que le rindió en 1998 la asociación de veteranos del Real Oviedo. / Cedida a LNE

Cuenta su familia que, aunque le llegaron a ofrecer un puesto de trabajo para que pudiera quedarse en Oviedo y seguir desarrollando su pasión como futbolista, no lo aceptó porque siempre tuvo claro que su vida estaba en Cangas del Narcea. De hecho, rechazó todos los ofrecimientos que le llegaron posteriormente para seguir con sus negocios en su villa natal y al lado de su familia.

“Nunca vivió del deporte, pero sí vivió para el deporte”, asegura su hija Gala Arias, que cuenta que siempre fue un hombre con mucho arraigo a su villa natal y que necesitó “lo mínimo para vivir y ser feliz, porque disfrutaba de sus amigos y de su familia”, además de su afición al deporte.

Fue un emprendedor con un negocio de transporte, ultramarinos, piensos y mantequería. Además, formó una familia compuesta por cinco hijos: Mari, Luis, Ceferino, Gala y Siro. Pero nunca dejó de lado su pasión por el fútbol y el deporte en general.

El periplo deportivo de Ceferino Arias "Chichi"

Tras pasar por el Oviedo se fue al Sporting de Gijón, donde le llegó el momento de hacer el servicio militar, que le obligó a trasladarse a León. Allí fichó por la Cultural Leonesa. Luego se fue al Deportivo de La Coruña y de regreso a Asturias pasó por el Stadium de Avilés, el Luarca, el Praviano, también estuvo en el Tineo y acabó su periplo como futbolista en casa, de nuevo en el Narcea donde llegó a coincidir jugando con su hijo Luis durante unos años. Finalmente, en 1956 colgó las botas como futbolista, pero no se desvinculó de su deporte. Continuó en la sociedad deportiva Narcea como entrenador y colaborando en todo lo que podía.

Una de las anécdotas que recuerda su hija es la de ver como los domingos su casa se llenaba de futbolistas. “No podíamos ocupar el cuarto de baño porque venían los futbolistas del equipo visitante a ducharse, puesto que en el campo de La Vega no había vestuario, además el equipo local dejaba la ropa para lavar”, rememora.

"No era ambicioso, tenía cero egoismo"

Gala Arias recuerda a su padre como una persona extrovertida, generosa y con mucha vitalidad. “Siempre tuvo una actitud positiva ante la vida y una sonrisa en su cara, tenía un gran sentido del humor”, destaca, a pesar de que le tocaron vivir años muy difíciles de guerra y posguerra. Además, en esa época de escasez destacó por mostrarse solidario con vecinos que necesitaban una ayuda. “No era ambicioso y tenía cero egoísmo, daba todo lo que tenía cuando veía que alguien lo necesitaba más que él y vivía feliz cada día”, añade su hija.

Una forma de ser, que junto a su buen fútbol hizo que dejase huella en cada uno de los equipos por los que transitó. Eso le supuso recibir numerosos reconocimientos al final de su vida, en los que tuvo la oportunidad de compartir con las nuevas generaciones la experiencia de un fútbol del que no se vivía económicamente, sino que se disfrutaba por pasión.

Entre los honores que recibió destaca la medalla de oro del Real Oviedo que le impuso personalmente el que fuera su presidente Carlos Tartiere, así como la insignia de oro y diamantes del club siendo presidente Eugenio Prieto. El Deportivo de La Coruña también lo invitó a participar en los actos de su centenario, recibió la insignia de oro del Real Avilés Industrial y la medalla de plata y posteriormente de oro también en Luarca. Por supuesto, en casa, el Narcea le rindió un sentido homenaje y le hizo entrega de su insignia de oro en 2006, justo un año antes de su fallecimiento, a los 95 años. 

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