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El mirador de La Farrapona conquista al público y al jurado: doble premio para sus arquitectos, de Cangas del Narcea, en los Premios Asturias de Arquitectura

La obra, concebida como una escultura integrada en el entorno natural, se alza con los galardones de Urbanismo y el popular, que se recogió a través de LA NUEVA ESPAÑA

José Ramón Puerto y Geles Sánchez con sus premios ante la maqueta del mirador de la Farrapona.

José Ramón Puerto y Geles Sánchez con sus premios ante la maqueta del mirador de la Farrapona. / D. Álvarez

Cangas del Narcea

El mirador geológico de La Farrapona (Somiedo), diseñado por los arquitectos José Ramón Puerto y Geles Sánchez (Puerto & Sánchez arquitectos), de Cangas del Narcea, se ha llevado el premio del público de la XXVII Edición del Premio Asturias de Arquitectura, que convoca el Colegio de Arquitectos de Asturias. Una elección que han realizado los lectores de LA NUEVA ESPAÑA a través de su página web, donde podían votar a los once proyectos finalistas, elegidos por el jurado profesional.

No fue el único premio que se llevó el mirador y los arquitectos de Cangas del Narcea, el jurado también decidió darles el premio de Urbanismo e intervenciones en espacios públicos. Unos galardones por los que la pareja se ha mostrado muy satisfecha por el respaldo que supone a su creación. No obstante, se quedan con los mensajes que muchos compañeros de profesión les han trasladado. “Estando en la gala de entrega de premios muchos compañeros nos transmitieron que les había gustado la intervención, por lo bien integrada que estaba y porque es una escultura”, señala Geles Sánchez. De hecho, escultores como Fernando Alba también felicitaron a los arquitectos: “Estamos muy contentos de que se reconozcan valores en la pieza”.

El mirador, que es uno de los proyectos del Plan de Sostenibilidad Turística de Somiedo, no estuvo exento de polémica durante su construcción, ya que grupos ecologistas, e incluso una parte del sector turístico y vecinal del concejo veían la construcción “innecesaria” y que podría generar más presión turística en la zona.

Pero los premios muestran como el diseño propuesto ha llamado la atención y gustado al público general y al profesional. Sus creadores defienden que ofrece “un recorrido accesible de 360 grados sobre el valle”, una vista que cambia la que se tenía desde el camino. Además, insisten en como el diseño fue pensado para que se integre por completo en el paisaje.

Un mirador integrado en el paisaje

“Cuando pase un poco de tiempo y la vegetación crezca un poco más y se acabe de oxidar -porque ya ha cogido aspecto del acero corten pero aún le falta un poquito -, va a quedar con unos colores perfectamente integrados en la naturaleza”, asegura José Ramón Puerto.

El arquitecto hace hincapié en la importancia de que la arquitectura dialogue con la naturaleza. “Nos enseñan a hacer ciudad en urbanismo, pero no a hacer paisaje que sea capaz de dialogar y que tenga su presencia, no siempre se consigue y se peca de dar soluciones urbanas en un entorno rural y no funciona, cada cosa tiene que tener su propio lenguaje”, asegura.

Es algo en lo que ellos trabajan y parten con la ventaja de vivir y trabajar en la zona rural, desde Cangas del Narcea. De hecho, al recoger el premio reivindicaron la presencia del mundo rural en unos premios de arquitectura. Tanto porque la infraestructura premiada está en un municipio rural del Occidente como es Somiedo, como por la ubicación de su estudio de arquitectura. “Está muy bien hacer cosas en las ciudades, pero el campo también existe”, expuso Puerto.

De hecho, otras de sus obras también premiadas y que cumplen con esa máxima de integrarse en el entorno también están ubicadas en la zona rural. Por ejemplo, el Museo del Vino de Cangas o las piscinas municipales de Illano, una obra para la que recuerdan que apostaron por “una arquitectura atemporal, sin seguir modas, que, igual que creo que va a pasar con el mirador, está envejeciendo muy bien, el tiempo siempre es el mejor juez que puedes tener”.

Arquitectura desde el mundo rural

“Trabajar desde el Suroccidente no nos impide hacer cosas diferentes y proyectos muy chulos y cuando te llega un proyecto como el mirador de la Farrapona es un caramelo, aunque económicamente no tiene tanto rendimiento porque necesitas un equipo grande, te da una serie de cosas que no aportan otros proyectos”, explica Sánchez, que desde que emprendieron con el estudio supieron que querían hacer “buena arquitectura, que nos gustase y eso es más fácil lograrlo en proyectos de obra pública”.

Unos proyectos en los que suele apremiar el tiempo, puesto que en el caso del mirador somedano contaron con dos meses para presentar el proyecto. “Fuimos hasta allí y tuvimos claro que queríamos que la gente fuese por el camino y entrase directamente en el mirador, hiciera un recorrido de 360 grados para ver todo el valle y volviera a salir al camino, así la solución surgió hablando, había que hacer un lazo”, recuerda Puerto.

La imagen exterior del mirador también fue clave en el diseño. “Hicimos ese juego de pletinas para que generase una especie de piel que diera un acabado escultórico, que no se viese como una barandilla sin más, que no fuera opaco, y si te alejas, se ve una transparencia muy amplia”, describe.

Una apuesta arriesgada que pretende convertirse en un símbolo arquitectónico del concejo somedano y que por ahora ha conseguido el favor del público y del gremio de arquitectos en la XXVII Edición del Premio Asturias de Arquitectura.

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