Opinión

Digitalización y edadismo

Me preocupa un poco que no hagamos nada cuando podemos hacerlo, por eso si me dan la oportunidad de poder opinar sobre aspectos que me preocupan, lo hago. Agradezco la oportunidad de poder hacerlo en este medio.

Siempre escucho la radio, me acompaña a lo largo del día mientras estoy en casa o voy en el coche. Estos días se habla mucho de la nueva inteligencia artificial china DeepSeek, de sus capacidades en matemáticas, razonamiento y codificación, además a diferencia de otras, o eso parece, es de acceso gratuito. Algo que acabo de leer sobre ella es que aplica censura a según qué preguntas le puedas hacer. Supongo que nada de cuestionar al Gobierno de China.

Y este tipo de censuras al debate, al diálogo, al conocimiento, sean o no de una inteligencia artificial, deberían cuanto menos preocuparnos, aunque sea solo un poco. Como preocupante es el hecho de que nuestros teléfonos móviles puedan escucharnos y decidir con qué tipo de anuncios o publicidad nos bombardean al abrir las aplicaciones o navegar por las redes sociales.

El hecho de que estas nuevas IA puedan ir aprendiendo de la interacción continua sin límites o sin incluir en sus algoritmos aspectos éticos que nos protejan, a mí me preocupa un poco. Al parecer solo Europa está mínimamente preocupada por este detalle: la Ley de Inteligencia Artificial aprobada por el Parlamento Europeo es la primera y única ley en el mundo sobre IA que pretende poner coto a los riesgos para la seguridad y los derechos fundamentales de las personas que estamos bajo el marco europeo. Y esto a mí también me preocupa. Que potencias como la China o la Americana ignoren estos riesgos por cuestiones económicas, de censura o de control, me supone una preocupación.

Pero sí creo en el progreso y sé que la tecnología ayuda en muy diversos campos a mejorar la calidad de vida de las personas, al menos de aquellas que tienen acceso a ella. Porque no nos engañemos, existen inequidad y desigualdades si no vives en el sitio correcto del planeta, incluso dentro de un mismo país o región o comunidad autónoma o concejo. Ya se ha dicho muchas veces, el código postal importa.

He estado buscando aplicaciones a lo más cotidiano y popular. Las que me imagino son sobre procesamiento de grandes cantidades de datos, análisis predictivo de comportamiento y experiencia de los clientes según uso o para crear contenidos. Pero ¿qué me dirías si para evitar la soledad no deseada te recomiendan a Celia, una asistente conversacional que no se cansa y que no duerme, que conversa, juega, recuerda citas y datos relacionados con la salud, te comenta datos curiosos y te conecta con los periódicos digitales?

A priori lo veo bien, veo su utilidad en la monitorización de salud, en sentirse más acompañado. Lo veo bien como asistente, pero si va asociado a otras acciones que tengan que ver con el cuidado, la participación comunitaria, las políticas de salud y sociales y el movimiento asociativo. Lo que me preocupa es cómo se diseñan estas IA para personas mayores si no se cuenta con las personas mayores. La OMS ya nos advierte de esta discriminación por edad en el diseño y elaboración de estas nuevas tecnologías y que deberían ir acompañadas de aspectos éticos, programas de alfabetización digital, incluir a los cuidadores, incluir consentimientos informados y que promuevan su autonomía y no fomenten su aislamiento, dependencia tecnológica y que se evite la información de dudosa procedencia que lleve a engaños.

Me preocupa un poco que los avances tecnológicos se diseñen o se proyecten con una visión de que hay vidas de menor valor social, que hayan olvidado en los diseños digitales a personas de ciertos rangos de edad. Me preocupa un poco que pensemos que aquellos que revolucionaron el mundo, aquellos que lideraron el cambio y facilitaron el paso a una forma diferente de relacionarnos no formen ahora parte de la revolución digital.

Me preocupa un poco que la fecha de nacimiento sea más importante que la experiencia o las habilidades y competencias.

El edadismo en cualquiera de sus formas resta dignidad a las personas y me preocupa un poco que no creamos en un mundo para todas las edades, que pensemos que la edad limita nuestras oportunidades.

Todas las personas tenemos el mismo valor social, aunque algunos no lo crean.

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