Las III Jornadas 'Marca Cultura Territorio' se han despedido ayer con una yincana para reivindicar el papel de la mujer en la cultura, que era la actividad más esperada de las jornadas.

La yincana 'Feminizando el Patrimonio' estuvo coordinada por las arqueólogas Alicia Castillo (Grupo de Investigación Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad Complutense de Madrid) y Lourdes López (Centro Revolucionario de Arqueología Social).

Unas 40 personas recorrieron Santander de su mano para descubrir el patrimonio material e inmaterial de la capital de una manera diferente.

Los participantes pasaron por la Librería Gil en la plaza de Pombo y en lugar de intercambiar cromos de futbolistas, como ocurre todos los domingos, repartieron cromos con fotos y biografías de mujeres relevantes.

Desde allí, según ha informado la organización de las jornadas, se trasladaron a El Machi, donde les esperaba Conchi Gutiérrez, una de las pocas mujeres de España que regenta un ganadería ecológica.

La acción más sorprendente ocurrió en la avenida del General Dávila, donde esperaba a la yincana parte del colectivo feminista que organiza las protestas con motivo del 8-M.

En una acción simbólica sustituyeron el nombre de la calle, que aún conserva el apellido de uno de los generales franquistas en la Guerra Civil, por el de Paseo del 8 de marzo.

En Eureka se reunieron con un miembro de la Asociación de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de Cantabria para conocer sus ideas sobre la Ley LGTB.

Y el recorrido finalizó en Puertochico con una intervención artística de la pintora Gloria Torner.

OTRAS ACTIVIDADES

Durante la jornada, también se celebró la última mesa de debate, denominada '¡Ostras, Pedrín! Reivindicaciones del sector', que permitió escuchar las principales conclusiones de los participantes en las sesiones de trabajo.

Algunas ideas despertaron más consenso que otras, destacando la necesidad de conectar a los distintos actores culturales para crear comunidad; la obligación de fomentar la escucha entre los ciudadanos, las instituciones y los agentes culturales; el deseo de desarrollar programas que tengan continuidad, y la exigencia de conseguir una mayor participación de los jóvenes en las acciones culturales y creativas.

Otras ideas, no por menos consensuadas, merecen menos atención. Algunos participantes animaron a promover un modelo educativo más orientado al enriquecimiento personal que a la obtención de titulaciones.

El colectivo ha hecho autocrítica y se ha pedido a sí mismo que se destierre la idea pesimista de que no hay capacidad suficiente para cambiar las cosas. "Debemos tener un pensamiento menos inmovilista y arriesgar para que las ideas salgan adelante".

Algunos agentes culturales se mostraron contrarios a los programas que no sean capaces de generar continuidad, a aquellos proyectos que son tan temporales que se muestran incapaces de crear hábitos entre la gente.

En la mesa de debate que abrió por la mañana la jornada de clausura, 'Fuera de clase: la educación ampliada. Nuevas mediaciones para el aprendizaje', los ponentes aportaron interesantes reflexiones en torno al papel de la cultura como motor de la sociedad.

Así, Javier Rodrigo (coordinador de Transductores) señaló que "está claro que la cultura es un método para el desarrollo, pero también sirve para acabar con la desigualdad".

Lorena Ruiz, del Laboratorio de Innovación Ciudadana de MediaLab Prado, explicó que "los laboratorios ciudadanos de proyectos culturales permiten que la ciudadanía se coloque en un punto intermedio entre receptores y emisores, que sean también colaboradores y que sean productores".

En una línea muy similar se expresó Yolanda Riquelme, mediadora cultural de Amecum: "Las claves de la mediación cultural son la continuidad, los lazos afectivos que se construyen con los ciudadanos, el cuidado y la importancia de la escucha".