El director de las cuevas prehistóricas de Cantabria, Roberto Ontañón, clausurará este miércoles la vigésimo novena edición del Ciclo de Conferencias sobre Prehistoria de Puente Viesgo, organizado por la Sociedad de Amigos de las Cuevas del Castillo y que este año ha estado dedicado a Pierre Vidal, espeleólogo francés muy vinculado a Cantabria y experto mundial en la conservación del patrimonio paleolítico.

Ontañón impartirá la decimo tercera y última ponencia del ciclo, que versará sobre una de las mayores colecciones de arte rupestre en África austral, la descubierta en el Parque Nacional de Matobo en Zimbabue, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2003.

La conferencia se iniciará a las 19.30 horas en el salón de actos del Gran Hotel Balneario, horario y escenario de todas las charlas desde que se iniciara el ciclo el pasado 3 de julio, ha informado la organización en nota de prensa.

Esta ponencia sucede a la impartida por el prehistoriador Mario Menéndez sobre la cueva asturiana de El Buxu, cercana a Cangas de Onís, quien explicó en su intervención que los hombres del paleolítico no vivían en un solo lugar sino en un territorio claramente delimitado, como las cuencas fluviales que transcurren perpendicularmente a la Cordillera Cantábrica.

En este sentido, el ponente se centró en la cueva de El Buxu y en la cuenca del río Sella donde está ubicada, que identificó como "uno de esos territorios del hombre paleolítico, que tiene un grupo de yacimientos en la costa de la bahía de Ribadesella, algunos de ellos en su cauce medio y otros en los afluentes".

Menéndez, que lleva más de 20 años trabajando en las excavaciones de El Buxu, matizó que esta cueva estuvo ocupada en los inicios del Paleolítico superior, cuando llegan los primeros sapiens y cuando se produce la revolución cognitiva en la que aparecen comportamientos protoreligiosos, que son la expresión de la primera simbolización humana.

Según dijo, El Buxu es un yacimiento "mal conservado, con pinturas muy deterioradas" que confirman la ocupación humana en distintos períodos: auriñacense, gravetiense, solutrense y magdaleniense inferior.

Entre el patrimonio artístico de la cueva asturiana destaca un colgante hecho en colmillo de oso que representa a un ave y que es, según puntualizó el ponente, la escultura más antigua encontrada hasta ahora en la Península Ibérica, con una antigüedad de 20.000 años.

La cueva contiene también figuras de ciervo en negro, cabras grabadas y pinturas rojas inéditas y no halladas hasta ahora en otros yacimientos, composiciones de caballos, bisontes y posiblemente un megacero (ciervo gigante), además de representaciones de vulvas en pintura roja que son características de la cuenca del Sella.

En la cueva se han encontrado numerosos restos óseos de animales, plaquetas con grabados de signos y tectiformes grabados en roca, que sólo se han encontrado hasta ahora en esta zona de la cuenca del Sella y que "parecen tener un sentido étnico-lingüístico porque son referentes étnicos del grupo".

Menéndez recordó que el arte rupestre de El Buxu se localiza en la parte profunda de la cueva, ya que para verlo hay que arrastrarse por una galería de 70 metros, lo que indica que el artista paleolítico "buscaba el ambiente más profundo y oculto de la cueva".