Al finalizar el estado de alerta, cada párroco fijará la fecha más adecuada en cada caso junto a los catequistas y los padres

El Obispado de Santander ha recomendado a los sacerdotes el aplazamiento de las primeras comuniones a una nueva fecha a determinar, junto a los catequistas y los padres de los niños, cuando finalice el estado alerta por la crisis sanitaria del coronavirus. Igualmente, se aplazan sin fecha las confirmaciones.

"La incertidumbre que nos plantea esta situación, hace que las fechas no tan lejanas de las Primeras Comuniones en nuestras parroquias, no resulten viables", señala el obispo, Manuel Sánchez Monge, en una carta dirigida a los párrocos de la diócesis, en la que les trasdala una serie de indicaciones tras haberlas comentado con el arzobispo de Oviedo y con los vicarios en su reunión telemática.

En la misiva, consultada por Europa Press, el obispo afirma que "tal incertidumbre no permite fijar desde el Obispado unas fechas, ni tampoco marcar un criterio común", por lo que al finalizar el estado de alerta, cada párroco verá junto a los catequistas y los padres de los niños, la fecha más adecuada en cada caso".

Las confirmaciones "quedan todas pospuestas sin fecha determinada". El obispo explica que en el primer Consejo de Arciprestes que puedan celebrar se fijarán las fechas, y apunta que quizás proceda este año realizar las confirmaciones "por arciprestazgos o con las modalidades que juzguemos más adecuadas".

En cuanto a las últimas medidas excepcionales que prohíben los velatorios y posponen las ceremonias fúnebres hasta la finalización del estado de alarma, la Conferencia Episcopal Española entiende que la nueva prescripción no impide el acompañamiento a la familia que va a enterrar a un ser querido "en tan dolorosa circunstancia añadida".

Los párrocos y capellanes seguirán prestando este servicio "con las debidas medidas de seguridad ya consabidas", bien haciendo el responso en el tanatorio (aunque no haya velatorio), o bien en el cementerio acompañando a la familia al enterrar un ser querido difunto.

El obispo comparte con los sacerdotes "la situación dolorosa que estamos viviendo, celebrando la Eucaristía sin la presencia delpueblo, sin poder estar cerca de nuestros feligreses que han enterrado a alguno de sus seres queridos o los tienen enfermos en sus casas o en los hospitales". Y tiene un recuerdo especial "para los marginados y excluidos para quienes los acontecimientos actuales presentan especial dificultad".

A la vez, anima a los párrocos a "seguir aprovechando los recursos de todo tipo a nuestro alcance para ayudar al pueblo cristiano que nos ha sido confiado, celebrar la santa misa por todos ellos y unidosa la Iglesia diocesana y universal y facilitándoles recursos para la oración en sus casas, animándoles y acompañándoles para que la esperanza cristiana permita superar los miedos y las dificultades".