Nos hemos despertado con la noticia de la muerte de Fernando Martínez, farmacéutico de Mieres, compañero del alma, compañero... En su corta vida fue incomprendido por muchísimos boticarios. Éste pretende ser un pequeño homenaje a una personalidad acabada.

Ayer bromeaba diciendo que voy a dedicarme a la «carta protesta», que es el único género literario que se me da bien. ¡Cuántas «cartas protesta» firmamos tú y yo, amigo Fernando, y cuántas nos han quedado por firmar! La vida es tremendamente injusta, mejor dicho, la muerte. Nos sorprende sin piedad, acabando con las mejores inteligencias, los mejores corazones, los más grandes sentimientos... no hay solución posible, ni palabras ni carta protesta que valga. Aquí me tienes, escribiendo la última carta para ti, que ya no puedes leerla. Sólo nos queda la pena, el vacío más absoluto en el hueco que ocupabas en nuestras vidas.

No morirás del todo mientras alguno de nosotros se acuerde de ti y muchos te vamos a recordar en nuestro ejercicio diario.

Te echaremos de menos.

Dulce Pérez Rodríguez

Oviedo