Les voy a contar los hechos que me ocurrieron la madrugada del sábado 5 de abril; levanto el portón para dirigirme al trabajo, el cual tiene un «vado» bien visible, y me encuentro con un vehículo que me impide la salida. Transcurren varias horas y no aparece nadie a retirar el vehículo. Me dirijo a las oficinas de la Policía Local y están cerradas. Le pregunto al carnicero -Alfredo- si trabaja hoy la Policía Local y me indica que un señor que pasaba en esos momentos por ahí es concejal del Ayuntamiento. Éste, muy atento, me indica que «vaya al cuartel de la Guardia Civil con la queja, y que el sábado y el domingo es la encargada de cubrir este servicio». El agente que me recibe me dice que ellos no están para esto, y me tengo que dirigir a donde pago el vado. Tras lo cual, se da media vuelta y cierra la puerta.

Finalmente, el vehículo se desplazado a las 10.30 horas, unos metros, gracias a la ayuda de unos vecinos que se prestan a empujarlo hasta apartarlo.

Así estamos en Noreña. Un municipio con una población cercana a los 5.000 habitantes. Espero que la Corporación tome nota para que casos como éstos no se vuelvan a repetir.

Adolfo Castaño Menéndez

Noreña