En algunas ocasiones he asistido a misas celebradas por don Carlos Osoro. Siempre me ha sorprendido y admirado que al final don Carlos se dirija a la salida de la iglesia para saludar e interesarse personalmente por todos los asistentes. Varias veces he podido hablar con él. En esos momentos, me ha parecido una persona afable, que no da sensación de prisa, que se interesa por lo que le cuentas.

Me parece que en una época donde la prisa y, por tanto, la falta de tiempo para escuchar es una enfermedad tan frecuente, la actitud del Arzobispo pone de manifiesto que es una persona cercana, afectuosa y accesible. En consecuencia, cuenta con todo mi afecto.

Carmelo Fernández Alcalde

Oviedo