Muy a mi pesar, hoy no reconozco a este Partido Popular (¡hasta Gabino de Lorenzo pierde elecciones!), al que hace ya algún tiempo me afilié para desarrollar una colaboración activa, y así conseguir, aunque ya gobernábamos a nivel nacional, el mismo camino para esta mi patria asturiana: volver a ver las siglas del PP gobernando el Parlamento asturiano. Sin embargo, lo que parecía un cambio de dirección, se truncó en las últimas elecciones regionales, donde una vez más nos quedamos a las puertas (ya van tres).

Lejos de asumirse la derrota con valentía y profesionalidad, de manera que unos cuantos se fuesen para casa (por presentar un proyecto que muchos asturianos entendieron caduco o falto de ilusión para ser votado), todo sigue igual. Por mi parte, yo continúo, por qué no decirlo, totalmente desilusionado, viendo cómo el significado de la palabra renovación para algunos significa continuación. Una continuación de personas.

Si lo que se está planteando es una renovación del proyecto político, yo me pregunto: ¿qué ideas nuevas pueden aportar los mismos que elección tras elección son derrotados?, ¿por qué no las aportaron antes?, ¿acaso ahora han sido tocados por las musas de la sabiduría? Yo no me lo creo.

Según mi humilde opinión, creo que los nuevos proyectos, las nuevas ideas han de ser planteados por nuevas personas con nuevos valores. Así pues, animo a cualquier afiliado con un proyecto renovador a que dé un paso al frente y aproveche los sucesivos congresos para exponerlo.

Finalmente, termino esta carta con dos reflexiones.

La primera: no creo en el triunvirato promovido por la dirección regional del Partido Popular para solucionar los problemas.

Y la segunda, que creo más relevante: las personas son más importantes que cualquier cargo; aunque parezca algo muy claro, hay que saber aplicarlo antes de que sea tarde y nos invada el denominado «síndrome de la carguitis».

Paúl Suárez Álvarez

Oviedo