El día 9 de marzo del presente año tuvimos elecciones generales, quedando sorprendido con la tensión que se originó entre los españoles, estimo no se han de perder los nervios y las formas, pero existe una inquietud permanente.

Los políticos han de comportarse dignamente y ejercer su trabajo con coherencia, inteligencia, honestidad, responsabilidad, humildad, concordia, tolerancia, buenos modales, cordialidad, seriedad, rigor, y utilizar el sentido común para que merezcan el respeto de todos los españoles.

Estas virtudes y valores son imprescindibles para la buena convivencia y no se pueden perder de vista, pues España y los españoles nos merecemos políticos de esa calidad humana.

Pasadas las elecciones, es sumamente conveniente que ellos lleguen a acuerdos con el fin de limar las asperezas para poder gobernar dignamente, sin distinción de siglas, y conservar la democracia dando ejemplo a las nuevas generaciones, que serán las sucesoras de la misma.

Estimo que los cargos que ocupan no son puestos vitalicios, a pesar de que algunos lleven demasiado tiempo en la política y no piensen en retirarse. No es de extrañar, son puestos de trabajo seguros, apetecibles, con mando y buen sueldo. Entiendo que debieran tener también responsabilidad pero no considero que sea mucha la que poseen, pues tienen toda clase de facilidades estando continuamente insatisfechos y gran parte del tiempo crispados.

Las personas que ocupan estos cargos actualmente están demostrando no ser responsables ni serias y observo que en su mayoría no son nobles, virtud imprescindible.

Señores políticos: realicen un examen de conciencia, comparen cómo viven ustedes a cómo vivimos una cifra muy elevada de españoles, el sacrificio que tenemos que realizar para llegar a finales de mes. Insisto nuevamente, utilicen la conciencia, respeten la democracia, que no haya tanta desigualdad entre todos los ciudadanos. No deseamos más mentiras, a pesar de que a veces sean rentables, especialmente cuando no existen escrúpulos.

Es conveniente y necesario recuperar a los hombres que estuvieron en el Gobierno de Aznar, que tan buen resultado dieron, si se consiguiera que se incorporaran nuevamente a la política, España volvería a funcionar, finalizando la crispación y el enfrentamiento, recuperando todos la tranquilidad.

Los políticos de este país tienen la costumbre de desacreditar lo que hace el Gobierno, aunque lo haga bien, y el Gobierno utiliza los mismos métodos para desacreditar a la oposición. Eso demuestra que ambos no son serios, esos argumentos no se pueden utilizar, pues por encima de todo ello ha de prevalecer la verdad.

He aprovechado la ocasión para escribir esto que refiero, mientras exista la maravillosa libertad de expresión y la pueda utilizar.

Enrique Viejo García

Mieres