«Algo se muere en el alma cuando un amigo se va?»; esta letra de una sevillana enlaza con la de Alberto Cortez; «Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío?» y últimamente yo me veo rodeado de infinidad de espacios vacíos dejados por amigos entrañables.

Hace unos días asistí a la presentación de la Vuelta a Asturias, que ahora ha finalizado, y allí se notaba el vacío dejado por Mendo, alma máter de este gran criterium que es la serpiente multicolor y del que no se puede decir que esté pasando por sus mejores momentos; es como si todo el mundo se volviera contra uno de los deportes mas duros y a la vez más atractivos, sobre todo para los que conocimos a El Águila de Toledo pregonando nuestra existencia por tierras del Tour de Francia; luego llegaron las retrasmisiones a través de las cámaras colocadas en los helicópteros haciendo una promoción turística de las tierras galas que nos hacían sentir una sana envidia; mas tarde llegarían estas retrasmisiones a la Vuelta a España y gracias a ello se popularizaron los Lagos y el Angliru. La Vuelta a Asturias es más modesta, pero por ella pasaron y siguen pasando grandes figuras del ciclismo, pero creo que no valoramos, suficientemente, lo que esto significa de esfuerzo y trabajo aportado unos cuantos entusiastas, entre los que sobresalía Julio Mendo. Sobre el ciclismo revolotearon seres siniestros que dañaron este noble deporte con sus dopajes, pero también esto ocurre en otras modalidades y no se ensañan tanto con ellos, es el precio que se paga en esta sociedad sin escrúpulos y sus consecuencias caen sobre las personas que luchan con ilusión, como es el caso de Mendo. Yo quiero mantener mi recuerdo de niño, cuando frente a mi casa de Navelgas pinchó Federico Martín Bahamontes, en la carretera sin asfaltar, y no le quedó mas remedio que cambiar, él mismo el tubular que llevaba cruzado a sus espaldas, porque no llegaban los domésticos. Todavía quedaba lejos el Tour, pero para Bahamontes la Vuelta a Asturias ha sido tan importante como las cuestas de Toledo para forjarse como escalador. Yo que creo en el espíritu, espero que Mendo continúe defendiendo estas pruebas asturianas con el entusiasmo que siempre ha puesto y con el que me animaba a mí, él sabe que sigue contando conmigo. Terminada la presentación de la Vuelta fue inevitable hablar de otro amigo común y entusiasta de Oviedo y de Asturias como era Zuazua. La preocupación de Fernando Zuazua era el fútbol, y sobre todo era el Oviedo; cuando Zuazua se reúna, en el cafetín celestial, con Mendo, me figuro que ambos lo verán todo bastante negro y tendrán que luchar con el entusiasmo que tenían en su existencia terrenal para solucionar nuestros problemas, tanto del ciclismo como del fútbol. Ambos han dejado unas buenas representaciones pero el problema es que los mortales necesitamos de algún milagro para vencer la desidia de una sociedad acomodada y sin motivaciones; queridos Fernando y Julio, la verdad es que se os echa de menos; se echa de menos ese ir y venir con unas revistas recién publicadas con las que pretendíais despertar la inquietud por el ciclismo o por el fútbol, pero ya no son las épocas de Berrendero o de Antón, las épocas de la ilusión y el coraje, ahora estamos en la época del «pelotazo».

Supongo que Fernando Zuazua está preparando sus «Paxarines», que en esta convocatoria compartirá con los trofeos de Julio Álvarez «Mendo» y que desde allí donde estáis, ayudéis a todos aquellos para que sigan vuestro ejemplo, mantengan vuestra ilusión y llenen vuestros espacios vacíos, por difícil que esto sea.

Manuel García Linares