Hace unos días publicaba su diario la siguiente noticia: «Los hosteleros de Luanco deciden elevar por su cuenta la edad para beber alcohol a 18 años». Personalmente, me parece muy bien que cualquier persona se preocupe de que nuestra juventud no beba y se comporte pacíficamente. El problema estriba en que estos hosteleros piensan vulnerar la ley para lograr sus propósitos y por muy loables que éstos sean la autoridad competente no debiera permitirlo. Las preguntas que me hago son éstas: ¿se puede vulnerar la ley si el propósito es bienintencionado?, ¿puede alguien anunciar públicamente que va a vulnerar la ley y marcharse de rositas?

La única respuesta que encuentro es: ¿pero en qué país me ha tocado vivir?

Señor don José Secades, me dirijo a usted porque es el único nombre que aparece en el artículo de LA NUEVA ESPAÑA. ¿Cree usted sinceramente que con la medida que anuncian van a conseguir algo? Mire usted, don José, el problema de la violencia va más allá de la venta o no del alcohol a los menores de 18 años. Se basa usted en un hecho aislado para cargar contra el alcohol, cuando usted, curiosamente, vive de su venta. El día que ese energúmeno de 17 años agredió a la joven seguro que habría en el entorno de los bares de copas cientos de jóvenes tomándose una copa y charlando tranquilamente. Si es cierto lo que usted afirma, la calle se habría convertido en una batalla campal.

Mire, don José, el alcohol está considerado como droga dura, causa en las personas que se pasan una enfermedad que se denomina delírium trémens, es causa de separaciones matrimoniales, de accidentes de coche y, por supuesto, genera violencia. Otra de las características del alcohol es que desinhibe y saca lo mejor y lo peor que hay en nosotros, cuando saca lo mejor no hay problema, pero cuando saca lo peor pasa lo que usted trata de evitar con su decisión.

¿Sabe lo que va a pensar la juventud con su decisión?

Pues que todo vale, que las leyes están para cumplirlas cuando nos parezca y que en lugar de intentar que las cambien los legisladores basta con incumplirlas si no estamos de acuerdo.

Los seres humanos somos muy hipócritas y en lugar de buscar soluciones objetivas para resolver los problemas de violencia de todo tipo que padecemos preferimos usar excusas tontas.

Sabemos que ciertas personas matan o agreden, pero afirmamos que los culpables son las armas, los cuchillos, las piedras, el alcohol, etcétera.

Para violencia, la que propugnan ustedes afirmando públicamente que están dispuestos a incumplir la ley porque les conviene que la zona de la movida luanquina esté tranquila y puedan vender su producto, que aunque esté catalogado médicamente como «droga dura», se puede vender porque es «legal», es decir, los ampara la «ley que ustedes pretenden vulnerar».

Dedíquense a abrir sus establecimientos «en horario legalmente establecido», vendan los productos que están autorizados a vender a todas las personas que legalmente lo puedan hacer y dejen el cumplimiento de la ley a los agentes de la autoridad.

Luis Manuel Carro Pérez

Mieres