Deseo aprovechar para agradecer a este gran medio de comunicación como es LA NUEVA ESPAÑA y a su dirección la oportunidad que nos brinda a sus lectores de hablar un poco de una grave enfermedad muy poco conocida, para así abrir los ojos a un gran porcentaje de personas que la están padeciendo en silencio, sin síntomas y sin saber que son intolerantes al gluten.

Cuento mi caso, yo llevaba 8 años padeciendo un sufrimiento terrible, que si diarreas, que si inflamación de estómago, se me hinchaba que parecía que me iba a llegar a la boca, una cantidad de gases tremenda, reflujo, se me volvía la comida a la boca, cada pocos meses me sentía sin fuerza ninguna (al final me decían que tenía anemia ferropénica) y me daban Tardiferon, pero no me buscaban los motivos a tantos males. He de decir que hasta hace diez años estaba como un reloj y, aunque me comiera un buey no me sentaba mal, así para que vean ustedes lo tarde que puede uno sentir los síntomas. También tengo que decir que me salieron granos en la piel y resulta que es una dermatitis herpetiforme, la cual la tenemos algunas personas que padecemos esta enfermedad.

Bueno, pues en mi caso en concreto me pidieron una gastroscopia, la cual me costó mucho hacerla, pues tenía miedo y sólo me diagnosticaron hernia de hiato y dispepsia funcional, aparte del reflujo. Me dieron Omeprazol y siempre lo mismo, cada revisión estaba peor, al final después de mucho quejarme un médico de digestivo me hizo el «test del aliento» para ver si tenía una bacteria llamada Helicobacter pylori, pero que sólo se exterminaba a base de una combinación de antibióticos muy fuertes, que sólo se daban hasta tres veces y que si no lo conseguía, me tendría que quedar con ella (he de decir que dicha bacteria también te lleva a cáncer de estómago). Mi suerte cambió totalmente cuando me cambiaron de médico y conocí al doctor Rodrigo, jefe de digestivo del Hospital Central de Asturias, pues en cuanto miró mi historial me dijo que yo tenía algo más, que me haría unas pruebas y que haber el resultado; el resultado: después de una analítica completa y específica, una gastroscopia con biopsia del intestino, el resultado fue que era celíaca también, ademas de lo que ya tenía, y hablando de la bacteria, que al tercer tratamiento no había conseguido exterminarla y ya no me querían dar más, dicho doctor me dio hasta el quinto tratamiento y a Dios gracias he acabado con ella, entre que ya no tengo la bacteria y que me diagnosticaron la celiaquía, ahora con la ausencia de gluten en mi cuerpo he mejorado un montón, ya no soy la misma, cada día me encuentro mucho mejor.

Con todo lo que yo tenía mi hermana, que también se le hinchaba el estomago, se hizo las pruebas y el resultado es que también es celíaca, ahora somos en la familia, mi madre, mi hermana, mis dos hijos de 29 y 30 años y mi marido (todos con las pruebas hechas y bien confirmadas), me falta mi hermano y sus hijos, que tienen muchas razones para pensar que lo son.

Es una enfermedad hereditaria, la cual nos va matando poco a poco sin enterarnos, puesto que puede terminar en un cáncer de intestino y de muchos otros órganos. La enfermedad celiaca es una intolerancia del niño o del adulto al gluten y, más concretamente, a una de sus fracciones proteicas o componentes llamada gliadina (cuando comen alimentos que contienen esta sustancia se produce daño en el intestino). El gluten forma parte de las proteínas del trigo. Estos pacientes tienen también intolerancia, aunque en menor grado, a otras proteínas contenidas en otros cereales como centeno, cebada y avena.

Se trata de una intolerancia permanente, es decir, se mantiene durante toda la vida.

Aparece en personas que tienen predisposición genética a padecerla. Se sabe que la enfermedad celiaca aparece con más frecuencia entre miembros de la misma familia. Además, los enfermos pertenecen con frecuencia a un mismo «grupo» genético, especialmente a un tipo de genes que forman parte de un sistema genético conocido como complejo mayor de histocompatibilidad HLA de clase II.

Sus síntomas pueden ser muy variados y distintos entre diferentes enfermos. Los síntomas más frecuentes son: diarrea con heces voluminosas, malolientes y brillantes, los vómitos, la falta de apetito y la pérdida de peso. El niño suele mostrar un aspecto desnutrido, triste, con distensión o abultamiento del abdomen y nalgas aplanadas. La anemia por falta de hierro que no responde al tratamiento. Lesiones en la boca. La más conocida es una alteración del esmalte de los dientes (hipoplasia), pero también son frecuentes las úlceras o aftas de repetición (pequeñas heridas dolorosas en la lengua, encías y paladar) y otras.

También hay otras formas de presentación de la enfermedad celiaca mucho más graves y menos frecuentes y son:

Formas neurológicas. Se han descrito epilepsias con calcificaciones cerebrales, ataxia o inestabilidad en la marcha y otros trastornos neurológicos menos frecuentes. Formas psiquiátricas con alteraciones de la conducta, depresión, etcétera. Otros síntomas como osteoporosis (huesos débiles) y dolores óseos, abortos de repetición y esterilidad, dolores articulares, alteraciones de las pruebas hepáticas (hepatitis), estreñimiento, edemas.

Por lo que, desde aquí, quiero aprovechar para agradecer también al doctor Luis Rodrigo Sáez, jefe del servicio de digestivo 1 del Hospital Central Universitario del Principado de Asturias, su tenacidad, su paciencia, su entera dedicación y su gran profesionalidad por dedicarse en exclusiva a investigar las dolencias y a diagnosticar las enfermedades de sus pacientes, a pesar del gran desconocimiento de la población y de ciertos facultativos, que parece que desgraciadamente no tienen mucho interés sobre esta enfermedad, ya que cada prueba que se realiza a los pacientes para poder diagnosticar supone un gasto extra a la Seguridad Social, pero de lo que no se están dando cuenta estas personas y organismos que ponen tantas trabas es que muchos de los cánceres que padecemos hoy en día son motivados por la ingesta de productos que contienen gluten, lo que, una vez diagnosticado y suprimidos de la alimentación diaria, estas dolencias podrían desaparecer, por lo que los gastos que son motivados por ellas ya no existirían, por lo que quiero repetir, y sin cansarme de hacerlo, mi agradecimiento al doctor Rodrigo Sáez.

Nedy Rodríguez Bueno

Gijón