Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

Los técnicos del Ayuntamiento de Mieres determinaron ayer que el edificio de cinco plantas situado en la calle Avilés, que fue desalojado a última hora de la noche del miércoles, no corre peligro de derrumbe. Los vecinos del inmueble, que ha sufrido daños de consideración debido al derribo de un viejo edificio colindante, pudieron regresar a sus casas a media tarde, tras casi 20 horas fuera de sus hogares. Pero volvieron con enormes reticencias y tras presentar una batería de denuncias en el Juzgado de primera instancia número dos de Mieres. Las diez familias afectadas se mostraron muy críticas tanto con los responsables de la empresa como con el Consistorio. En un gesto de desesperación, abrieron sus casas, casi como si de una atracción se tratara, para que todo el mundo pudiera ver las grietas en numerosos puntos de la fachada contigua a la obra. Exigieron garantías por escrito de que sus viviendas están en buen estado y puntualizaron que pedirán responsabilidades a la constructora en los tribunales. Un informe firmado por los aparejadores municipales, Vicente Fernández y Florentino Domínguez, descartando cualquier tipo de peligro tranquilizó parcialmente a los inquilinos, que asumieron las conclusiones a regañadientes.

Tras los momentos de tensión que se vivieron en la calle Avilés la noche del miércoles, con desalojo incluido, la constructora procedió ayer a apuntalar las partes más dañadas del edificio afectado. Las labores se centraron en el primer piso, donde las anomalías llegaron a ser perfectamente visibles desde la misma calle, llegando a ceder incluso los marcos de las ventanas.

Portavoces de la empresa aseguraron a pie de obra que «los daños son mínimos y los vecinos podían haber pasado la noche en sus casas sin ningún problema». El portavoz de la subcontrata que se encarga del derribo del viejo edificio que hace esquina con la calle Ramón Pérez de Ayala, Ricardo Frugone, también quiso restar importancia al incidente: «El problema es que se soltó una pequeña carga exterior, pero sin tocar la estructura, y sólo afectó a una superficie de aproximadamente un metro cuadrado».

El alcalde de Mieres, Luis María García, tras ser informado por los técnicos municipales, quiso templar los ánimos: «Los aparejadores no consideran que exista riesgo, pero en estos casos lo mejor es tomar las mayores precauciones posibles», indicó. El regidor matizó que las obras cuentan con todas las licencias en regla.

Las tranquilizadoras palabras de los constructores y del Ayuntamiento no convencieron ayer del todo a los vecinos. La presidenta de la comunidad, María Victoria Porrón, fue tajante: «Las grietas en las paredes son perfectamente visibles y no sabemos el alcance real de los daños que se han ocasionado». La comunidad tiene decidido que continuará con las diligencias judiciales contra la empresa.

Las labores de derribo del viejo inmueble de la céntrica calle Avilés, de cuatro plantas de altura y muy popular en la ciudad al haber albergado emblemáticos negocios, comenzaron la pasada semana. La gran máquina que se encarga de las tareas sufrió una avería durante el pasado fin de semana. Los vecinos sostienen que esta pala trabajó con demasiada brusquedad y que «al querer recuperar los días perdidos no se tomaron las precauciones debidas».