Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

El Ayuntamiento de Mieres está a la espera de que el Principado despeje definitivamente el proyecto de la futura carretera que unirá el valle de Cuna y Cenera con Riosa. Con el estudio de impacto ambiental ya redactado, la actuación está muy cerca de convertirse en una realidad, poniendo fin a un larga espera de 10 años. Dificultades geológicas relacionadas con la inestabilidad del terreno obligaron a suspender las labores del proyecto primitivo en la primavera de 1997, dejando como testigo una caja de carretera a medio abrir.

La decisión de parar la actuación que se acometió hace justo dos lustros estuvo avalada por concluyentes informes técnicos. La dirección de obra llegó entonces a decir que las condiciones geológicas del terreno, «las más complicadas de cuantas he visto en el medio rural», dispararon el presupuesto inicial del proyecto, elaborado conforme a un viejo diseño municipal. Los técnicos aseguraron que «sólo en la primera fase habría que realizar una inversión dos veces superior a la que se ha realizado para retirar los argayos y reparar los taludes y terraplenes».

Los trabajos realizados en 1997 contaron por entonces con 35 millones de pesetas, unos 210.000 euros, y se abrieron cuatro kilómetros de pista entre las inmediaciones de Villar de Gallegos y el límite del puerto de La Segá. En el momento de la interrupción de las labores se contabilizaban en el trazado abierto un total de 10 argayos de grandes dimensiones y varios desprendimientos de menor tamaño. Según explicó el director de la obra, adjudicada a la empresa Tragsa, «a medida que abríamos la caja íbamos viendo cómo todo el terreno había sufrido una erosión salvaje». Entonces se anunció un informe geológico, que finalmente nunca se realizó.

En la actualidad, la empresa encargada de retomar el proyecto ofrece dos alternativas para abordar esta actuación. Además de la ya conocida de Villar de Gallegos se estudia una segunda opción pasando por Villaestremeri.