Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

El herencia arquitectónica de Mieres acaba de recibir un importante reconocimiento. El Principado ha declarado Patrimonio Cultural de Asturias los tres inmuebles que a principios del pasado siglo XX construyó en la villa el arquitecto Teodoro Anasagasti. Se trata de los dos chalés que se encuentran en la calle Numa Guilhou, a espaldas del barrio de Oñón, y del edificio conocido como las Casas Baratas, en la confluencia de las calles Leopoldo Alas «Clarín» y Martínez de Vega, en pleno centro del casco urbano. De esta forma, se pone fin a un complejo trámite administrativo que se ha prolongado durante casi un año. Las citadas edificaciones quedarán protegidos ante cualquier tipo de actuación, al igual que las fincas en que se ubican dos de ellos.

Los citados inmuebles forman parte del legado arquitectónico generado a principios del pasado siglo durante la expansión urbana de la ciudad. Fueron encargados por el entonces alcalde del municipio, Manuel Llaneza, al ya citado arquitecto vasco Teodoro Anasagasti. Éste destaco como miembro del grupo de la revista «La Construcción Moderna», y fue uno de los profesionales contratados por el Ayuntamiento para dar forma a lo que en aquella época, años veinte, fue considerado como un ambicioso plan de obras públicas. Transcurridas ocho décadas, los técnicos de la Consejería de Cultura y Turismo han apreciado en las construcciones rasgos característicos, con un estilo «de cuño asturiano», destacando el empleo de hormigón armado en las estructuras y la voluntad de «innovación tipológica inspirada en supuestos europeos contemporáneos (influencia inglesa en el planteamiento de los chalés y vienesa en las viviendas obreras)».

Los tres edificios catalogados como Patrimonio Cultural de Asturias forman parte del esqueleto arquitectónico de la ciudad y con el paso del tiempo se han convertido en espacios emblemáticos, casi símbolos del Mieres industrial. Uno de los chalés de la calle Numa Guilhou ha sido recientemente acondicionado para albergar el futuro Museo de la Toná. El segundo de los edificios situados en las proximidades de Oñón también ha despertado el interés del Consistorio. No obstante, su adquisición está parada a la espera de alcanzar un acuerdo con los numerosos propietarios. La intención municipal es dedicarlo también al Museo de la Toná. Los técnicos del Principado han redactado detallados informes sobre los tres edificios en cuestión.

lChalet de Justo Vigil: Se trata de un edificio familiar, construido en los años 1922 y 1923, de planta básicamente rectangular dispuesta en terreno con cierto desnivel y desarrollada en sótano, bajo y piso principal. La superficie construida por altura es de unos 134 metros cuadrados y se halla englobada en una finca de 500 metros cuadrados. Recibe una cubierta a cuatro aguas, con la cumbrera paralela a la fachada, y un faldón en un lateral para resguardar un cuerpo. Tipológicamente se trata de un hotel o chalet unifamiliar, con un paso lateral y abierto en su frente (que es la fachada principal) a la vía pública, rodeado de un espacio ajardinado por un costado y la trasera.

lChalet número 44 de la calle Numa Guilhou: Este inmueble, construido originalmente en 1922 para Eduardo Gallego, es un edificio que cuenta con un solar reducido de unos 195 metros cuadrados, con cierto desnivel, adoptando una planta cuadrangular que desarrolla un nivel sótano, planta baja y piso principal, con una superficie construida por planta de 74 metros cuadrados, aproximadamente. Se separa mediante un callejón amplio de la finca número 42 (chalet del notario Vigil) y cuenta con un terreno libre en la trasera, destinado a jardín. La fachada principal abre directamente a la vía pública y la puerta de ingreso se coloca en un extremo, siendo un simple hueco adintelado. La cubierta, a tres aguas sobre armadura de madera, cuenta con un alero de cierto vuelo sobre ménsulas talladas. Un taller de empleo de la Fundación Comarcas Mineras se está encargando actualmente de su rehabilitación para equiparlo posteriormente como sede del Museo de la Toná, uno de los grandes proyectos culturales en los que trabaja en estos momentos el Ayuntamiento de Mieres.

lCasas Baratas: Este conjunto de viviendas se integra por dos bloques o fases que constituyen una planta en «U» que engloba un patio central, de desarrollo longitudinal, que en alzado tiene cuatro plantas de altura (algo infrecuente en la época) y que distribuye mil metros cuadrados de superficie cubierta en algo más de 50 alojamientos. El diseño exterior es cuidado y se aparta de la tónica de los alojamientos obreros, con orden, sencillez y variedad. En la organización de fachadas, tanto el bajo como el primer piso presentan paramentos con revestimiento pétreo visto, de acabado rústico, pero perfectamente delimitados con tramos rectilíneos; el resto de la caja de muros aparece cargada y pintada, actualmente en un tono rojo inglés. Los portales originales abrían en arco de medio punto, hoy modificados y rediseñados con forma adintelada (a excepción de uno que mantiene la forma) y carpintería moderna. La organización de los huecos busca la variedad, pero mantiene un orden riguroso.