Pola de Lena,

David MONTAÑÉS

Los vecinos de la calle Vicente Regueral de Pola de Lena aún no encuentran explicación para el aparatoso accidente que sufrió el pasado viernes un bebé de 20 meses al caer desde la ventana de un tercer piso. Si bien no se teme por su vida, dentro de la gravedad, los informes médicos indican que las lesiones más graves están localizadas en una de sus piernas.

El suceso ha generado una profunda desazón entre los allegados a esta familia, de origen polaco. Pero este tipo de accidentes son muy frecuentes, según demuestran las estadísticas. De los estudios realizados dentro de una campaña nacional de seguridad infantil se desprende que entre 15 y 20 niños de hasta 10 años mueren cada año en España como consecuencia de una caída desde una ventana. Si se profundiza un poco más, abriendo el abanico, la estadística estremece. Cada año, más de 4.000 menores de 14 años requieren tratamiento por lesiones relacionadas con este tipo de accidentes.

Son muchos los estudios que analizan el riesgo de caídas graves en el ámbito del hogar. En lo que se refiere a niños menores de edad, las conclusiones se pueden resumir en una lista con apenas media docena de puntos:

l Los niños que empiezan a caminar tienden a caerse de ventanas y la mayoría de las caídas se producen cuando los niños están jugando: entre el mediodía y la tarde.

l La mayoría de las caídas entre los niños de hasta 4 años (más del 80 por ciento) ocurren en el hogar.

l Las caídas desde una ventana se producen más frecuentemente en barrios urbanos de bajos ingresos y en viviendas deterioradas y numerosas.

l Las lesiones relacionadas con caídas entre los niños de 10 años y menos son dos veces más frecuentes que entre los demás niños.

l La probabilidad de muerte debido a lesiones relacionadas con caídas entre los varones es el doble que entre las niñas.

l Con mayor frecuencia, los niños que caen de una ventana son varones de 5 o menos años que están jugando solos.

El pequeño Adrian Michalik cayó desde una altura de unos 12 metros. Si bien inicialmente se pensó que el toldo de un bar había frenado su caída, lo cierto es que el bebé se precipitó directamente contra la acera.