Aitana CASTAÑO

Soto (Aller),

El último morador de la casa de la torre, Jesús Díaz, todavía vive en Soto. Hace doce años que tuvo que marchar del castillo porque «declararon el edificio en ruinas y nos dijeron que podía pasarnos algo». Díaz nació y creció entre las habitaciones de la torre. «Soy como doña Urraca», asegura. El allerano sonríe y recuerda que «la casa es enorme, yo no sé cuántas habitaciones ni cuántos metros tiene, pero muchísimos. Nosotros teníamos mucho espacio y sitio para el ganado». La relación de Díaz con la torre medieval se remonta décadas, a sus abuelos o tatarabuelos. Él no lo sabe muy bien cuál fue el momento exacto en que su familia llegó a hacerse cargo del cuidado de la casería porque «es algo que venimos haciendo de toda la vida», y si tiene que opinar sobre el futuro de la torre tampoco lo tiene claro: «O que la arreglen o que la tiren, pero algo tienen que hacer porque así no se puede quedar, un día se cae y puede provocar hasta una desgracia».

No sólo en Soto se habla del palacio medieval de doña Urraca. En todo el concejo, los alleranos están «preocupados» por el devenir de un monumento que introduce el nombre de Aller con letras de oro en la Historia de España.

«Hace años un inglés casado con una allerana quiso comprar el edificio. Ofreció los veinte millones de pesetas que ahora piden por él. Pero la torre no debe tener la titularidad muy clara y la falta de escrituras enturbió la operación», explica una vecina de Moreda «conocedora de la situación», que añade que «ese empresario marchó para Mallorca y montó allí algo parecido a lo que quería hacer en Soto. Le va muy bien. Es una pena que el proyecto no saliera adelante aquí, se habría convertido en un gran revulsivo para el pueblo». Y es que los problemas con la propiedad de la casa son el principal escollo que ha de salvarse, aún ahora, para conseguir que la torre no se caiga. El rompecabezas de titulares que tienen algo que decir en el asunto debe resolverse por la familia Díaz-Ordóñez, tal y como aseguró el alcalde de Aller, Gabriel Pérez Villalta, «después tienen que ponerse en contacto con nosotros para llevar a cabo la operación», señala el regidor. Mientras tanto, 120.000 euros de fondos mineros reservados para la compra de la torre esperan en el cajón.