Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

El valle de Turón, que llegó a tener cerca de 25.000 vecinos en los años de esplendor de la minería, hace tiempo que bajó de los 5.000. Esta vertiginosa caída de población ha conllevado que muchos núcleos rurales se hayan convertido en poco menos que pueblos fantasma, con viejas casas abandonadas, en muchos casos, ya escondidas bajo la maleza. Los últimos recuentos reflejan un panorama desalentador. En los últimos lustros un total de quince aldeas han quedado deshabitadas. Además, otros 21 enclaves agonizan con menos de diez vecinos, en su mayor parte personas de avanzada edad que se mantienen fieles a sus raíces, sabedoras de que no habrá relevo generacional. El envejecimiento de la población y el éxodo de los más jóvenes han castigado con dureza al valle de Turón.

Argaxo, Artoso, Campo la Tabla, Llanacedo, Los Corrales o San Benigno son algunos de los núcleos que en el valle Turón han quedado deshabitados. Integran una larga lista que todo indica que en los próximos años se verá todavía incrementada. El Candanal, El Pindal, la Berruga, La Fuentona, La Llama o La Llera apenas aguantan con un puñado de vecinos, que se cuentan con los dedos de una o a lo sumo las dos manos.

Sin duda alguna, el valle de Turón es la zona del concejo de Mieres que encarna más claramente el período de recesión por el que atraviesan las cuencas del carbón. El desmantelamiento minero y la falta de alternativas empresariales han llevado a este rincón de Mieres a un desplome demográfico alarmante. El valle bajó hace tres años de los 5.000 habitantes, manteniendo en la actualidad un descenso de unos cien habitantes al año, según los datos recogidos por la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (SADEI).

La constante pérdida de población en el medio rural queda latente en estudios demográficos. El casco urbano de Mieres se ha convertido en los últimos años en el principal soporte de población del Caudal. Mientras los pueblos sufren la caída demográfica como una hemorragia cuya herida no se cicatriza, la capital mantiene cierta estabilidad. Así, uno de cada tres residentes de la comarca está censado en Mieres del Camino. La ciudad ya está muy cerca de absorber el 40 por ciento de la población del territorio. Mientras, casi 200 pueblos de las Cuencas se han quedado deshabitados. Zonas como el valle de Turón, que en las últimas décadas han perdido más de 15.000 habitantes, reflejan la otra cara de la moneda.