Cabañaquinta,

C. M. B. / D. M.

Hoy se cumple un mes de la desaparición del allerano José María Rodríguez sin que las autoridades ni la familia tengan ni una sola pista sobre su paradero. El anciano, de 78 años y con principio de Alzheimer, desapareció en Cabañaquinta el día de Reyes, después de ser visto por última vez en un popular bar de la capital allerana. Desde entonces, la búsqueda del vecino no ha cesado. Su familia asegura que todo es «un misterio» y agradecen profundamente «lo que se está haciendo por encontrarlo». Eso sí, piden que «que no caiga en el olvido».

El hijo del desaparecido, Alex Rodríguez, aseguró ayer que «estamos a expensas de que las autoridades encuentren alguna pista, para seguir buscando». En realidad, según cuenta, «estamos desorientados, porque nadie puede dar ningún indicio». La Guardia Civil suspendió el dispositivo especial de búsqueda el 16 de enero, después de jornadas de intensa actividad, y desde entonces los rastreos están en manos de las patrullas rurales del instituto armado. En este sentido, Alex Rodríguez agradeció sentidamente la labor de las autoridades y de los vecinos «porque no nos podemos quejar de nada».

A pesar de los intensos rastreos, como recuerda Rodríguez, «lo cierto es que pasa el tiempo y no hay nada». «Lo único que pedimos ahora es que nadie se olvide de que sigue desaparecido, que no se deje a parte porque nosotros sólo descansaremos cuando aparezca». Y es que ni siquiera los vecinos pueden dar ni una sola pista. «Todo es un misterio. Lo cierto es que hizo un trayecto muy corto para llegar desde el centro de Cabañaquinta hasta nuestra casa», explica Rodríguez. «Además, ahora casi nunca salía por la tarde, a lo mejor bajaba al bar una vez a la semana, por lo que la gente se daría más cuenta de que andaba por allí», añade.

Unas horas después de que se produjera la desaparición, la familia comenzó a pegar carteles. Esta medida, como explica el hijo de José María Rodríguez, no dio buenos resultados. «En los primeros que colgamos pusimos nuestro teléfono, pero no recibimos ni una sola llamada. En los siguientes pusimos el de la Guardia Civil, pero, aunque recibieron algún aviso, ninguno resultó de ayuda». En este sentido, el jefe del grupo de la Guardia Civil de Montaña de Mieres, José Luis Llamazares, reconoce que las autoridades siguen sin ningún indicio, aunque la búsqueda continúa. Los especialistas sostiene algo que reconoce la familia, que las labores de rastreo han sido muy intensas.

Lo cierto es que el rastreo ya comenzó el día 6 de enero. José María Rodríguez fue visto por última vez en el bar La Cabaña. Después un vecino encontró a Rodríguez y éste le explicó que iba «camino de casa», ya que «estaba cansado y era hora de recoger». El operativo de búsqueda comenzó esa misma noche, a las once, y logró reunir a más de treinta vecinos, que colaboraron con los equipos de rescate. En los siguientes días dispositivos de la Guardia Civil, la Policía Local, Protección Civil y más vecinos siguieron rastreando la zona, con la ayuda de la unidad canina del servicio regional de emergencias 112. La búsqueda se interrumpió por el temporal y, después de retomarse, se eliminó el dispositivo especial de búsqueda el día 16, aunque las patrullas rurales y las batidas vecinales no cesan.