A. LORCA

El concejal socialista del Ayuntamiento de Mieres Rafael Perdiguer defendió ayer la gestión económica del equipo de gobierno después de que las cuentas municipales arrojaran una deuda de 3,2 millones de euros tras la liquidación del presupuesto de 2009. «Lo que algunos llaman despilfarro no es otra cosa que la apuesta que hemos hecho por mantener los servicios», explicó el hasta hace unos días responsable de Hacienda, que, si bien reconocía que «preferiríamos no tener este cierre negativo», aseguraba que «no se puede decir, como grita ahora la oposición, que esto es el fin del mundo, ni que estamos al borde de la quiebra, porque entonces el 99 por ciento de los ayuntamientos de España estaría a punto de quebrar y esto no es así», apuntó.

Perdiguer explicó que la deuda municipal está «en torno al 10 por ciento del presupuesto», un porcentaje que «puede parecer alto, pero que es contablemente asumible», y aunque insistió en que sería «mejor no tenerla», también quiso aclarar que «tampoco me gustan resultados de deuda positiva porque el dinero hay que gastarlo en dar servicios sociales en todas las áreas para los ciudadanos».

En cuanto a las acusaciones de la oposición, Perdiguer fue muy crítico: «Las palabras tanto del PP como de IU parecen más fruto del deseo de que el Ayuntamiento quiebre que de la realidad». «Si en Mieres nos llevan eligiendo tanto tiempo es porque los ciudadanos saben que no vamos a llevar al Ayuntamiento a ninguna situación caótica», afirmó el edil.