Mieres del Camino, J. Á. G.

La Casa de Cultura de Mieres fue el escenario, ayer, de una conferencia de Altamira Gonzalo Valgañón, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, sobre la evolución legislativa de los derechos de las mujeres, en la que afirmó que «el logro de la igualdad es un proceso largo que aún no ha concluido». En el conferencia, enmarcada en los actos del Club Prensa de LA NUEVA ESPAÑA, y organizada por Parpayuela Espacio Cultural, intervino también María José Ramos Rubiera, consejera de Presidencia, Justicia e Igualdad del Gobierno del Principado de Asturias, quien quiso destacar que desde el Instituto Asturiano de la Mujer se viene trabajando en políticas de igualdad de carácter transversal.

Ramos alabó la labor del movimiento asociativo de mujeres, como una suma de esfuerzos con los gobiernos para lograr esa igualdad que, de momento, no se ha logrado. «Las mujeres encuentran muchas veces un techo de cristal, una barrera difícil de ver, pero que realmente existe, y aquí es muy importante la participación de los hombres y las mujeres», aseguró la responsable del Gobierno regional, quien afirmó que «hace cien años entraron las primeras mujeres en la Universidad sin autorización masculina, y es un buen momento para recordarlas». María José Ramos destacó que «no queremos que se ignore la capacidad ni el talento de las mujeres».

Mientras, la ponente, Altamira Gonzalo, recordó las diversas legislaciones históricas sobre la mujer, y desde el Derecho Romano hasta el Código Civil de 1889 la mujer se encontraba en una situación de desigualdad con respecto al hombre, «como una incapaz con independencia de su estado civil». Repasando la normativa civil, penal y laboral desde finales del siglo XIX, la conferenciante señaló diferencias injustas en el trato legislativo a la mujer. Así, la mayoría de edad se alcanzaba para los hombres a los 21 y para las mujeres a los 25, las mujeres no podían ser testigos en los testamentos, debían obediencia al marido, lo que justificaba los malos tratos, las mujeres podían trabajar, pero el sueldo era del marido, y un largo etcétera que Gonzalo desgranó para los asistentes al evento.

Según explicó, la «legislación republicana mejoró la situación de la mujer», introduciendo, por ejemplo, la igualdad entre hombres y mujeres, el derecho al voto, despenalizando el divorcio o el aborto, entre otras cosas. Pero en 1939 se derogaron todas las leyes aprobadas, y se regresó a la regulación anterior. «Hasta el año 1978 el aborto fue un delito, como la venta de anticonceptivos o el adulterio de la mujer», prosiguió, para después explicar que en aquellos tiempos, «las prostitutas nunca eran víctimas de agresiones sexuales porque no eran personas honestas. En derecho laboral, la mujer necesitaba la autorización del marido para trabajar, y se aprobaron medidas económicas para incentivar que las mujeres se quedaran en casa, como la excedencia forzosa por matrimonio.

Altamira Gonzalo explicó que «la Constitución española tiene un artículo 14 que consagra la igualdad de todas las personas ante la ley, y las modificaciones legislativas sucesivas fueron ahondando en este sentido». Además, el problema los malos tratos era un grave frente a solucionar. «Por eso se aprueba en 2004 la actual ley orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género», explicó, al tiempo que reconoció que la norma «aún tiene fallos de gestión jurídica, como las reticencias de los tribunales a aplicarla, aunque fuera aprobada por unanimidad en el Parlamento». Sin embargo, la ponente afirmó que ha sido muy positiva y ha ayudado a paliar el agujero de los malos tratos. «Seguro que ha servido para que muchas mujeres no mueran por violencia de género y ha reducido el calvario procesal de una denuncia por malos tratos», dijo. Altamira Gonzalo añadió que «es muy importante la modificación de la conducta de todas las personas, la sensibilización contra los malos tratos. Un hombre golpea a una mujer porque la considera un objeto, no ha podido cambiar sus esquemas mentales». Para finalizar, Altamira Gonzalo se refirió a la aprobación en 2007 de la ley orgánica para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres, que «supuso un compromiso decisivo de los poderes públicos con la igualdad». «No obstante, el logro de la igualdad es un proceso largo que aún no ha concluido», finalizó.