Ser discreto es una virtud que escasea. Antes, ser discreto/a era una forma de ser de miles de individuos. Según los diccionarios discreto: sensato, prudente.

Hoy la discreción brilla por su ausencia, todo se vende y se compra en los mercados televisivos a vista de cualquiera. En los platós de la bien llamada telebasura, seguida por millones de espectadores, se descuartiza lo mismo a una tonadillera que a un político. El valor, el mismo, los derechos se les suponen, pero no los respeta nadie. Individuos/as con encefalograma plano se permiten hablar de Julián Muñoz y la Pantoja, y a continuación del ex presidente Aznar, todo vale porque en los programas de desguace televisivo ahora también hablan de política. Me niego a reproducir los nombres de los tertulianos de esos programas, personas cuyos conocimientos no van más allá del griterío y del voceo, como sucede en los «chigres». El que más alto habla (o sea, el que da más voces), es el que cree que lleva razón.

Pero volviendo a la discreción, o sea, a la prudencia y a la sensatez, los que queremos practicarla nos resulta muy difícil porque, ¿cómo ser discreta cuando a tu lado suceden cosas que producen vergüenza ajena?, ¿cómo ser discreta cuando a los trabajadores de a pie nos van a bajar los salarios?, cuando sigue habiendo asesores, secretarios, vicesecretarios 1º, 2º?; cuando hay asesores de asesores; cuando hay chiringuitos que hasta los mismos que los han montado se olvidan de ellos, aunque de dotarlos de presupuesto de eso no se olvidan; cuando los altos cargos de las administraciones desde locales, regionales o nacionales se están poniendo tibios de pasta, ¿cómo ser discreta cuando inútiles de solemnidad tienen salarios muy por encima de 6.000 euros mensuales?.

No podemos ser discretos en esos menesteres, si calláramos esas cosas, no seríamos discretos, seríamos gilipollas. ¿Cómo se va a ser discreto con un Ayuntamiento que la justicia le tumba su plan urbano y hacen como que no fuera con ellos, con los sobrecostes del HUCA, con los del Musel, con los del Niemeyer, con Laboral, con tantos y tan variados asuntos que tienen sumida a esta pequeña comunidad asturiana en un lodazal del que va a ser difícil salir?.

Se hace increíble como en un sitio tan pequeño se puede gastar tanto dinero y de qué manera. El AVE no vuela, repta, y a los asturianos/as nos piden contención en el gasto y el salario para arreglar los desajustes y despilfarros de cuando había «café para todos» (más bien para ellos). Ahora que todo se vuelve gris, ahora que el humo mancha, nos piden, a los asturianos y al resto, un esfuerzo, y yo pregunto ¿y el esfuerzo de los de más de 6.000 euros al mes donde está?, ¿van a dejar los coches oficiales de una puñetera vez o es que no pueden prescindir de herramientas de tanta necesidad?.

Yo no voy a ser discreta nunca más, yo voy a contar todo lo que veo a mi alrededor, que es mucho y variado, y de paso voy a hacer una petición, Paco Cascos vuelve?

A todas y todos buena suerte.