Casomera (Aller),

C. M. BASTEIRO

El oso vuelve a los bosques de Aller e incluso merodea cerca de zonas habitadas. Expertos de la Fundación Oso Pardo han constatado la presencia de al menos un ejemplar en los montes del concejo después de que un apicultor denunciara la semana pasada destrozos en varias de sus colmenas situadas en dos parajes cercanos a Casomera, uno de ellos a 500 metros del pueblo.

Técnicos de la Consejería de Medio Ambiente y de la Fundación Oso Pardo visitaron la zona y detectaron huellas, excrementos, pelos y zarpazos en una portilla que indican la presencia de un oso. Según señalaron fuentes de la Fundación, todo indica que podría tratarse de un macho procedente de la población oriental de oso pardo cantábrico que ha llegado a Aller en busca de comida.

Al parecer, lo que más le gusta al animal es la miel. La semana pasada, el apicultor Luis Ángel García, que tiene colmenas en diferentes puntos del concejo, se encontró con una desagradable sorpresa. Le habían destrozado seis colmenas. Cinco de ellas se encontraban en la zona de Les Pedroses, a seis kilómetros de Casomera. La otra colmena a penas 500 metros del pueblo. Luis Ángel García sospechó que el causante era un oso y avisó a la Consejería de Medio Ambiente. Los técnicos lo han corroborado.

Hacía muchos años que no había noticias de la presencia de osos en Aller. Según José Luis García, coordinador de proyectos de la Fundación Oso Pardo, «podría tratarse de un ejemplar macho, probablemente de la población oriental, que se desplaza en busca de alimento». El concejo de Aller no está considerado como una zona osera, aunque forma parte del corredor que une las dos comunidades de oso pardo en España. La oriental, de la que supuestamente procede este plantígrado, abarca desde la montaña palentina hasta la comarca leonesa de Riaño. La occidental, va desde la sierra de los Ancares de Lugo, hasta Teverga. Aller, como Lena y los concejos del parque de Redes, forman parte del corredor interpoblacional de la especie.

Para explicar la aparición de un ejemplar en el concejo de Aller, José Luis García señala que «a menudo, los osos, principalmente los machos, salen de su territorio y realizan largos recorridos para luego retornar a su punto de partida, van buscando alimento». Así llegó el oso hasta las colmenas cercanas al pueblo de Casomera. «Los plantígrados de la Cordillera Cantábrica están acostumbrados a la presencia humana, por lo que no es de extrañar que se haya acercado a un núcleo poblacional». No obstante, el experto aseguran que no existe peligro para las personas. «Los osos, al ver a la gente se espantan, huyen», apuntó José Luis García.

Además de los miembros de la Fundación Oso Pardo, técnicos la consejería de Medio Ambiente se desplazaron a la zona de Casomera donde aparecieron las colmenas destrozadas. Las evidencias de la presencia de oso fueron «rotundas», ya que se encontraron pelos, excrementos y una huella de 109 milímetros. Además, el oso dejó marcas de zarpazos en una portilla de madera y esparció los marcos de los panales por el suelo. «El animal se llevó los panales para ir a comer a un sitio donde se sintiese a gusto», señaló José Luis García.

Los expertos también localizaron «encames», lugares en los que el plantígrado se acuesta para reposar, y marcas en un cerezo próximo al lugar donde se ubicaban las colmenas. «La presencia del oso en Aller es un hecho extraño, pero esperamos que se repita con más frecuencia», señaló García, que trabaja en el proyecto Life, centrado precisamente en «convertir el corredor interproblacional en un paso permeable».

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