Mieres del Camino,

Julio VIVAS

El Ministerio de Cultura tendrá el próximo mes listo el proyecto para convertir el pozo Santa Bárbara en un museo, pero lo que no tiene, de momento, es la propiedad de las instalaciones. La antigua explotación minera, declarada como Bien de Interés Cultural (BIC), todavía está en posesión de Hunosa, aunque desde el Ministerio se está negociando la cesión para poder llevar a cabo su proyecto museístico, que ya cuenta con una aportación de un millón de euros en los presupuestos del Estado.

Esa cantidad será «insuficiente» para acometer la transformación del pozo, tal y como señala el arquitecto José Ramón Fernández Molina, que es uno de los encargados de redactar el proyecto de rehabilitación del pozo junto al también arquitecto Javier Felgueroso Carrascal. Durante estas semanas, ambos trabajan contrareloj para poder entregar el documento en plazo, que se terminará a mediados del mes de octubre. Además de la redacción, los arquitectos abordarán la futura dirección de obra.

En una primera fase, y dadas las limitaciones presupuestarias, la intervención sólo afectará a los dos castilletes, la sala de compresores y el pozo de ventilación. Todas estas instalaciones serán restauradas y puestas en valor. También tienen reservadas diferentes funciones dentro del plan museístico.

l Sala de compresores. Será el buque insignia del proyecto museístico. El inmueble está formado por dos torres y una sala central que, en el futuro, acogerán el centro de recepción de visitantes, dependencias administrativas y una sala de conferencias. Estos elementos se ubicarán en las torres, así como un mirador, desde el que los visitantes podrán observar la belleza del valle de Turón. En cuanto a la sala central, ésta quedará de momento diáfana, aunque se aprovecharán las paredes para colocar información sobre el valle turonés. Además de estos usos, los arquitectos redactores del proyecto guardan otras ideas para la sala de compresores que tendrán que realizarse en futuras fases. Así, pretenden ubicar una especie de jaulas de mina o ascensores con efectos de luz y sonido en la torre que acogerá la sala de conferencias. Además, los elevadores contarán con paneles informativos y pantallas interactivas. En la sala central, «que se encuentra bien conservada», tal y como recordó José Ramón Fernández, se pretende aprovechar parte de la maquinaria existente, como un puente grúa «donde podríamos desarrollar una instalación móvil para que los visitantes comprueben cómo funciona». Asimismo, y bajo este espacio central, los redactores del plan de rehabilitación proponen recrear una pequeña galería de mina aprovechando una zona por la que descendían los conductos de alimentación de aire para los compresores.

l Castilletes. Es emblema por excelencia de los pozos mineros que, en el caso de Santa Bárbara, cuenta con dos instalaciones. El proyecto contempla su restauración, así como la de la plaza de la mina, «que cuenta con pórticos originales de 1920 que se han conservado mejor en el tiempo que los castilletes», apunta el arquitecto.

l Pozo de ventilación. Al igual que los castilletes, será restaurado y, además, se aprovechará la maquinaria que, tal y como explicó José Ramón Fernández, «se encuentra prácticamente intacta». De este modo, se podrá utilizar para explicar cómo se desarrollaba el trabajo en la mina.

l Exterior del pozo. En esta última parte, los arquitectos plantean la consolidación del cierre, así como su limpieza. También se aprovechará el pequeño edificio de ventiladores, «que podría reconvertirse para acoger alguna actividad externa o temporal, servir como zona de espera para las visitas, o, incluso, utilizarse como kiosco de música.