Bustiello (Mieres),

Andrés VELASCO

Un susto importante se llevaron ayer los obreros que estaban trabajando en la rehabilitación de un tejado, en el poblado minero de Bustiello, en Mieres, cuando hallaron dos granadas escondidas bajo una teja. Los trabajadores avisaron a la Policía Local y a la Guardia Civil, que desplazó una unidad de los Tedax para asegurar las granadas, que estaban oxidadas. T todo apunta a que llevaban escondidas en ese lugar desde la época de la Guerra Civil.

Hacia las once y media de la mañana, uno de los obreros que están arreglando el tejado de una de las viviendas del poblado minero subió para limpiar y retirar las tejas antiguas y colocar las nuevas. Al levantar una de las tejas, el operario, Juan Carlos Abeledo, descubrió dos granadas escondidas. En un primer momento, no se dio cuenta de lo que tenía entre las manos, pero segundos después reaccionó, dejó el explosivo donde estaba y avisó a sus compañeros de cuadrilla. «Creían que se trataba de una broma, pero cuando lo vieron ya les cambió la cara», explica Abeledo, que lamentó, además, la jornada de trabajo perdida.

Acto seguido, los obreros avisaron a la Policía Local y a la Guardia Civil, que desplazaron una patrulla cada uno a la localidad. Fue entonces cuando los agentes de la Benemérita informaron a la propietaria de la vivienda, Carmen Kuntz, de que había dos explosivos en su tejado. La mujer, que lleva 73 años viviendo en esa casa, se llevó un susto de muerte. «Cuando llamaron a la puerta y vi a los guardias civiles, me entró pánico», explicó la mujer, que no daba crédito a lo que sucedía.

Carmen Kuntz, que vive con su hermana Dolores, explicó que «me decidí a arreglar el tejado porque nos concedieron una subvención, pero lleva así desde que se construyó el poblado». «Alguien que vivió aquí antes que nosotros tuvo que dejar las granadas escondidas», aseguró la mujer, aún con el susto en el cuerpo. «Nos toca todo, las inundaciones, ahora esto...», relató ya más calmada.

Al cabo de una hora del descubrimiento, una patrulla de los Tedax (Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos) se desplazó hasta Bustiello para asegurar las granadas. Uno de los agentes especialistas subió al tejado con una grúa, precintó los explosivos y los bajó para ponerlos a buen recaudo. Según explicaron los expertos, se trataba de granadas «piña», que eran utilizadas habitualmente durante de la Guerra Civil española.

Al final, todo se quedó en una anécdota, pero tanto las propietarias de la vivienda como los obreros que hallaron las bombas en el tejado se llevaron un buen susto que siempre recordarán.