Mieres del Camino,

Julio VIVAS

Desapareció hace dos años y la Policía no ha encontrado rastro de él. José María González, ex minero de Hunosa y ex gerente de una empresa de ambulancias de Mieres, fue visto por última vez en la tarde del 30 marzo de 2009 y, desde entonces, nada se ha sabido de él. José María González acababa de regresar del aeropuerto de Asturias donde habían dejado a una de sus hijas. Ya en el portal de su casa, en la calle La Vega, recibió una llamada de un conocido suyo y se marchó con la intención de regresar a casa a la hora de la cenar. No volvió.

El último que lo vio fue un amigo, con el que se tomó algo en una cafetería del centro y del que se despidió sin más. Desde ese momento, parece como si se lo hubiera tragado la tierra, ya que ni siquiera se han registrado movimientos en su cuenta bancaria desde entonces, tal y como informó ayer la agencia «Europa Press». Tampoco utilizó su documentación personal, que había dejado en casa, ni ha intentado renovarla. Además, su teléfono móvil, permanece desconectado desde el día de la desaparición.

Casado con Arselina Iglesias y padre de dos hijas, Agustina y Begoña González, su desaparición no parece obedecer a la voluntariedad del empresario. Al menos así lo cree la familia y la Policía, que constató que nunca antes se había ausentado de su hogar. Los agentes iniciaron una investigación para esclarecer los hechos que todavía sigue abierta, aunque sin avances ante la imposibilidad de obtener una pista sobre su paradero actual.

La familia lamentó que en su momento no se hubiera organizado un rastreo inmediato, posibilidad que se descartó al producirse la desaparición en una zona urbana. No obstante ni los agentes, ni la familia dejaron un rincón accesible sin revisar. Así, se investigaron los establecimientos cercanos a su vivienda y aquellos a los que solía ir. También se buscó en las cocheras del desaparecido y en la casa que tenía en Carcarosa, cerca del valle de Turón, propiedad de su esposa y a la que solían acudir algunas veces para pasar el día en el campo, pero ninguna de esas investigaciones dio el fruto esperado.

No obstante, en el verano de 2009, la investigación de los agentes dio un fruto inesperado. Registrando documentación que José María González tenía en casa, la Policía encontró pruebas de un presunto delito de cobro ilegal de subvenciones en Carbones de Linares. Al parecer el desaparecido había denunciado públicamente, sin llegar a acudir a la justicia, supuestas irregularidades que se cometían en la explotación. A partir de esos documentos se destapó una trama que aún investiga el juez.