Mieres del Camino,

David MONTAÑÉS

Hunosa y Endesa ya han dado por concluidas las obras de construcción de la planta experimental de captura de CO2 de La Pereda. Superada esta fase del proyecto, que se ha prolongado por espacio de casi un año, ya está todo listo para que arranquen las pruebas de funcionamiento, procedimiento que se abordará de manera inmediata. El investigador del Instituto Nacional del Carbón (Incar), Carlos Abanades, explicó ayer a este diario que, en los próximos días, «se puede decir que ya mismo», comenzarán a comprobar el funcionamiento de los equipos para, a finales de mes, poner a funcionar en «frío» la planta: «Si todo va bien, como esperamos, en aproximadamente un mes estaremos en condiciones de activar la planta y comenzar a captar el CO2 que produce la térmica».

La hoja de ruta del desarrollo del planta experimental de CO2 de Mieres ya señala la hora de la verdad para un proyecto que está llamado a abrir brecha en la carrera por lograr el llamado «carbón limpio». Carlos Abanades subrayó la enorme trascendencia de la iniciativa: «La comunidad internacional está ahora pendientes de nosotros». Construida ya la planta, de un megavatio de potencia, los equipos comenzarán a probarse la próxima semana de manera individual: «A finales de mes esperamos estar ya trabajando en frío, es decir, sin conectar el sistema a la térmica». El investigador del Incar no prevé que surjan problemas, al menos, complicaciones graves: «Lo podemos comparar con un coche, en ocasiones un manguito mal ajustado impide que arranque, pero tiene fácil solución». Eso es lo máximo que esperan los responsables del proyecto, puntuales contratiempos que se solventen sin dificultad.

Los trabajos realizados en las instalaciones de la térmica de La Pereda durante los últimos meses han culminado con la construcción de una planta integrada en la central y que está formada por dos reactores de lecho fluido circulante de 15 metros de altura cada uno e interconectados. En uno de los reactores se descompondrá caliza en óxido de calcio y CO2 altamente concentrado y el primero de esos compuestos será enviado al segundo reactor donde reaccionará con los gases de combustión de la central térmica capturando el gas para formar caliza nuevamente y evitar el vertido a la atmósfera. Es la tecnología de captura por ciclos de carbonatación-calcinación desarrollada en los laboratorios del Instituto del Carbón (Incar) en Oviedo, y que Hunosa y Endesa quieren validar ahora en la nueva planta experimental de un megavatio de cara a dar el salto a la escala industrial si las pruebas son satisfactorias.

Carlos Abanades apuntó ayer que «la planta es muy flexible en su funcionamiento y llegado el caso se podrían introducir modificaciones para probar otros sistemas similares».

Desde Hunosa se sostiene que si los resultados de esa instalación experimental son positivos, la compañía minera y sus socios pretenden abordar una segunda fase, en el período 2012-2015, en la que se plantearía ya la construcción de una planta de mayor capacidad, entre 20 y 30 megavatios. La inversión necesaria, según las primeras previsiones, oscilaría entre los 30 y los 60 millones de euros.

Principado, sindicatos mineros y los propios impulsores del proyectos coinciden a la hora de señalar que los resultados que se obtengan una vez entre en funcionamiento el equipamiento experimental serán decisivos en las futuras negociaciones que se mantengan dentro del ámbito europeo para mantener abiertas las minas de carbón no rentables, como son las asturianas.

La captura y posterior almacenamiento de CO2 es una tecnología prioritaria para la UE, tal y como se recogen el VII Programa Marco de Investigación, dentro del cual se enmarca el proyecto. No obstante, la actuación aún tiene incógnitas por despejar. A la espera de los resultados, el esfuerzo podría resultar estéril si paralelamente no se define un sistema para el posterior almacenamiento de los gases.