Cuando hablamos de ordenanzas y presupuestos solemos entrar en el farragoso campo de los números y en sus aburridos tantos por ciento, algo que normalmente se hace muy cuesta arriba por mucho que ambas cuestiones tengan una gran importancia en el buen funcionamiento de un municipio y en nuestros bolsillos. En cumplimiento de esa obligación, que tras dos años de prórroga era imperiosa para el concejo de Mieres, el equipo de gobierno de Izquierda Unida que preside el alcalde de Mieres, don Aníbal Vázquez, presentó a mediados del mes de noviembre de 2011 el proyecto de ordenanzas fiscales para el presente año 2012. Proyecto que también implicaba una importante subida de muchas de ellas que en numerosos casos tenía muy poca o ninguna justificación.

Esta circunstancia determinó el voto negativo de los concejales del Partido Popular, que no quisimos ser partícipes de las desmesuradas subidas que el ciudadano de Mieres va a sufrir en sus bolsillos. Pero nuestra postura no podía quedar en un simple no y aquí termina la historia, sino que junto a ello hemos intentado a través de nuestras mociones la modificación de las mismas, como recientemente ha sucedido con la ordenanza de terrazas.

El tema de la ordenanza de terrazas es quizá la subida más desproporcionada de las muchas que se recogen en la relación de ordenanzas vigentes para el año 2012. Supone un incremento de un 55 por ciento respecto al año anterior, fruto de haber modificado la superficie mínima que se presume que ocupa una mesa y cuatro sillas, que pasó de dos metros cuadrados en 2011 a tres metros cuadrados en 2012 (y no fue porque aumentaran las mesas y las sillas de tamaño). Ello implicaba que mientras en 2011 la tasa por mesa para todo el año era de unos 117 euros, con la nueva ordenanza pasaría a 182,40 euros.

El Partido Popular de Mieres, por medio de su grupo municipal, presentó ante el Pleno una iniciativa dirigida a modificar la tasa cambiando la superficie mínima que se paga por una mesa y cuatro sillas de tres a dos metros cuadrados y además que se estableciera el fraccionamiento con la simple solicitud del hostelero del pago de la tasa, fraccionamiento que, si bien nosotros pedíamos que fuera en tres plazos, finalmente quedó reducido a dos plazos, ya que de otra manera corríamos el riesgo de que la moción no saliera adelante y hubiese que volver a un sistema de fraccionamiento del año anterior plagado de obstáculos, que hacía que muchos hosteleros se viesen forzados a abonar la totalidad de la tasa de una sola vez para no tener que reunir la ingente marea de papeles que se les exigía.

Al final este problema se podía haber evitado si IU no hubiese hecho las cosas desde la improvisación, aprisa y corriendo. No resulta creíble que esta tremenda subida se hubiese producido por mero error material. De haber sido así, se habría corregido con los otros errores materiales que se corrigieron a finales de diciembre. Había una clara intención de subir la tasa y se hizo de la peor manera posible, escondiéndola en el cambio de la superficie que se entiende que ocupan una mesa y cuatro sillas. Ahora, cuando han sido pillados fuera de juego, acuden a la excusa fácil del error material. Junto a ello tampoco podemos dejar pasar el hecho de que ciertos representantes de la hostelería, afortunadamente no todos, que dejaron pasar el plazo de alegaciones y que no se movieron hasta que el Partido Popular denunció esta subida, pretendan ahora ponerse la medalla ante el sector para quedar bien porque no hicieron los deberes de vigilar lo que les afecta como colectivo.

Moraleja: en materia de ordenanzas el tamaño sí que importa.