Y efectivamente, la actualidad me atropelló. Todas las previsiones se fueron al garete, las cuentas quedaron en papel mojado, las alianzas y pactos, al limbo. En mi defensa alegaré que pocos imaginaban que la sentencia del Tribunal Superior de Justicia viera la luz una hora antes de la sesión de constitución del parlamento regional, que vaya tela. Parece hecho aposta para añadir aún más desconcierto.

Ahora, la tragicomedia política asturiana afronta un nuevo periodo de provisionalidad -otro más-, con un legislativo empatado, un escaño virtual, un recurso ante el Constitucional por resolver, una convocatoria electoral parcial en el horizonte -asusta imaginar el pastón que podrían estar dispuestos a gastar PSOE y FAC para cosechar ese diputado en las Casas de Asturias repartidas por medio mundo- y un gobierno entre cesante y vacante. Esto ya es rizar el rizo.

Y el caso es que poco se puede hacer hasta que el Tribunal Constitucional se pronuncie. El diputado 45 es clave y, en tanto que no se confirme su titularidad, parecemos destinados a seguir como estamos. Eso sí, causa inquietud pensar por dónde puede salir al Alto Tribunal. Si confirma la sentencia de nuestro TSJ, el proceso se alargará y para cuando la Junta General del Principado esté completa restarán poco mas de dos años de legislatura. Si prospera el recurso del PSOE, volveremos a la bisagra de UPyD. Pero, quién lo sabe, la resolución definitiva también puede salir por peteneras.

Por ello, un servidor ha dejado de escuchar a expertos y supuestos bien informados. No creo que haya nadie en condiciones de anticipar lo que va a suceder ni cuánto más continuaremos así. Cuando la política entra en los tribunales, vaya usted a saber. Esto es como si el árbitro hubiera pitado penalti. A partir de ahora, puede pasar de todo: expulsión, gol, fallo, repetir el lanzamiento?

Eso sí, y dándole un tono más trivial, viendo la toma de posesión de los 45-1 diputados asturianos no se me escapó un detalle que revela lo que tenemos por delante: cuando Sanjurjo, el nuevo Presidente de la Junta, inició su discurso, ya había escaños vacíos. Por más de la realidad sea muy preocupante, la hora del vermú es sagrada.