La Raya (Aller),

C. M. BASTEIRO

La obras de construcción de un hotel en la localidad allerana de La Raya sacaron ayer a la luz un obús de la Guerra Civil de procedencia rusa. Un equipo del Servicio de Desactivación de Explosivos (SEDEX) de la Guardia Civil de Gijón se desplazó hasta el lugar, en el puerto de San Isidro, para retirar el artefacto de forma segura. El hallazgo se produjo al abrir un zanja a menos de treinta metros de varias casas del pueblo.

El palista que estaba trabajando en la obra, Alfredo Fernández, fue quien dio la voz de alarma a las tres y media de la tarde. «¡Hay un obús!», gritó el operario a los vecinos que estaban siguiendo la obra tras las vallas de protección. El promotor de la construcción del hotel, Fernando Cordero, se lo tomó a broma. «Primero nos reímos, pero en cuanto apartó la pala nos asustamos un poco por el tamaño», señaló. El obús tenía ocho centímetros de diámetro y medía cuarenta centímetros de largo.

La longitud del proyectil se comprobó más tarde, porque estaba parcialmente enterrado entre el barro y nadie se aproximó a la zona. Los vecinos llamaron a la Guardia Civil del puesto de Cabañaquinta. El sargento Cristian Arrollo acudió al lugar poco después y alertó a los SEDEX. Mientras esperaban por los expertos de Gijón, los vecinos no dejaban de comentar lo sucedido. «Es la primera vez que encontramos algo tan cerca de las casas, aunque es cierto que en el entorno del puerto de San Isidro es fácil dar con granadas y otros restos de la Guerra Civil», señaló Fernando Cordero.

El terreno en el que se encontró el obús era, hasta hace poco, una parcela cubierta de maleza. Los vecinos sospechan que el dispositivo nunca llegó a estallar porque «pudo petenar en la tierra, que era muy blanda, y se quedó ahí sin tocar durante todo este tiempo». Alfredo Fernández, el primero en ver el explosivo, suele ir a la montaña y afirmaba que no era primera vez que se llevaba una sorpresa de este tipo. «Si nadie lo toca, no es peligroso», repetía a todos los que se acercaba a la valla que cerraba el terreno donde estaba el obús.

Tras los minutos de sorpresa y tertulia, la espera terminó con la llegada de los agentes del SEDEX. Un miembro del equipo se acercó al dispositivo y, tras limpiar el terreno, procedió a retirarlo con cuidado. El siguiente paso será analizarlo en profundidad, para datarlo con más precisión y señalar su procedencia con rigor. Fernando Cordero espera que esta inesperada aparición signifique un buen augurio para el hotel de tres estrellas que construirá en el terreno, cerca de la estación de Fuentes de Invierno. Después del susto, bromeó con la idea de bautizar el complejo como «Hotel la bomba».