-¿Y tú quién yes?

-Soy Mari, fía.

-¡No me digas!, si haz cincuenta años que no te veo.

Esa fue una de las tantas conversaciones que ayer se produjeron entre las 40 exalumnas de la antigua escuela de Cardeo, que después de medio siglo, se reunieron en Mieres para comer y de paso homenajear a una maestra que les cambió la vida, América García Ruiz.

La cita estaba fijada a las dos de la tarde, pero ya minutos antes las asistentes a este encuentro iban llegando con los nervios a flor de piel. "Creo que no estaba así ni el día que me casé", aseguraba Marta Abad, una de las promotoras de este entrañable encuentro. Mientras iban llegando, muchas de las mujeres no se conocían o mejor dicho no se reconocían. Toda una vida sobre la que poner al día aquellas primeras amigas que por avatares de la vida fueron dejando el pequeño pueblo de Cardeo para tomar diferentes rumbos.

Una de esas alumnas es Mari Monsalve. "Ya teníamos muchas ganas de reunirnos y este enero comenzamos a trabajar en el encuentro", explica, mientras fija su mirada en la persona que acaba de llegar al encuentro. De un taxi se bajaba América García, la profesora que hoy cuenta con más de 90 años y que marcó la vida de todas las presentes. Abrazos, presentaciones, besos y alguna que otra lágrima brotaron tanto de las exalumnas como de su profesora. "Para nosotros la maestra era como una madre, no tenía hijos y a nosotros nos trataba como a tales", recordaba Monsalve.

Marta Abad era la única en toda la reunión que aún vive en Cardeo. Muchos años han pasado, pero tiene muy presente como llegó a aquella escuela donde conocería a toda sus compañeras. "Era una niña un tanto rebelde y me cogió doña Nuncia, otra profesora, y me metió en la escuela para que no anduviese por la calle", recuerda Marta Abad, quien agrega que "después llegó América y ya estuve con ella hasta que terminé el colegio".

Abrumada por tantos saludos y tanto cariño, la profesora se toma un respiro para relatar sus emociones: "Estoy muy nerviosa y emocionada, no me esperaba esto, y después de tanto años, ya me cuesta reconocer a la gente", confiesa América, que explica que "cuando se presentan y me dicen "yo soy fulanita", no me lo puedo creer".

La profesora guarda un grato recuerdo de su etapa en Cardeo, a donde llegó hace más de 60 años. "Siempre fue un pueblo especial, quieren a todo el mundo", asegura América García, que rememora que llegó con pánico a la escuela. "Llegó un hombre y me preguntó si yo era la nueva maestra, y que me preparase, que tenía mucho que trabajar como lo había hecho la profesora anterior", recuerda. Casualidades de la vida, aquella profesora había estado 13 años en Cardeo, los que se cumplieron cuando América García dejó también el centro.

La comida pasó entre anécdotas, recuerdos de lo aprendido, repasos a los últimos 50 años y un cálido homenaje a doña América, que además de un ramo de flores, se llevó el reconocimiento de las que fueron sus alumnas: "¡Mírala, ho!, está guapísima, parece que los años no pasaron por ella".