El Puerto Pinos representa, muy posiblemente, el principal conflicto territorial que actualmente tiene Asturias. Pese a que las administraciones asturianas y las de Castilla y León han sido siempre complacientes las unas con las otras, el trabajo de zapa de la Asociación Montaña de Babia y Luna ha mantenido encendida, con sus razones, la llama de la discordia. Pero tras este contencioso, ahora judicial, hay historias humanas. La Casa Mieres tiene casi 90 años y para muchos montañeros y ganaderos es ya una parte más del paisaje.

"Durante la segunda quincena de julio hemos tenido mucha gente, estábamos muy contentos", señaló ayer Ángel Vázquez, actual responsable de la instalación. "Son muchos los ganaderos que pasan por aquí cada día, pero no menos los montañeros que también se paran a descansar un rato", puntualiza el joven guardián del macizo refugio de piedra situado a unos cuantos pasos de Peña Ubiña.

Ángel Vázquez logró a principios de año hacerse con la concesión de la explotación de Casa Mieres por espacio de tres años. Invirtió algo de dinero, lo que pudo, en pequeñas reformas y el 15 de mayo abrió las puertas del recinto. "Me han partido por la mitad, no sé lo que tengo que hacer ahora", explica este joven. El 15 de noviembre la temporada queda clausurada en Pinos y Casa Mieres debe cerrar. "En agosto será muy difícil que los juzgados levanten el cierre cautelar, por lo que hay poco margen". Ángel Vázquez intuye que el problema que tiene encima es de difícil solución: "No lo entiendo, no molestamos a nadie y damos un servicio que es bien recibido por todos los que diariamente transitan por este monte", señala impotente el ahora principal perjudicado por la "guerra de pastos" de Pinos.