El cierre de la cueva del Molín, en el municipio de Morcín, sigue generando polémica. Los hosteleros de la comarca reclamaron ayer al Principado que considere una apertura estacional de la cavidad, que guarda decenas de grabados del Paleolítico Superior. Los profesionales del sector hacen suya la propuesta de los arqueólogos que acometieron la última campaña en el enclave y que ya han dejado claro que "la apertura al público no supondría ningún daño para los hallazgos".

La investigación se desarrolló entre 2010 y 2011. Una primera campaña, décadas antes, había sacado a la luz cuatro grabados: tres ciervas y un caballo. A estos se sumaron más de medio centenar de trazos repartidos por toda la cavidad. La Consejería de Cultura, Educación y Deportes declaró el yacimiento como Bien de Interés Cultural (BIC) y cerró la cueva, sin planes para su apertura al público.

Y con esa decisión, llegó la polémica. El alcalde de Morcín, Jesús Álvarez Barbao, reclamó su apertura para atraer al turismo. Una propuesta que consiguió el respaldo de los expertos, aunque matizaron que los grupos deberían ser "muy reducidos" por el tamaño de la cavidad. Ahora son los hosteleros los que se suman a la petición. El presidente de Asturcentral, Luis Núñez, explicó ayer que "la comarca no se encuentra en situación de dejar pasar recursos y oportunidades de promoción".

El responsable de la entidad, que reúne a profesionales de todo el Caudal, aceptaba en parte la decisión del Principado: "Comprendemos que no quieran arriesgarse a dañar un hallazgo de esta magnitud". Pero, en vistas de la opinión de los expertos, "ya no hay excusas para que una verja siga cerrando a cal y canto la verja".