Los técnicos alertan de que la ladera que amenaza Boo se sigue deslizando

Los estudios encargados por Hunosa determinan que el problema con las grietas persistirá, salvo que el Ayuntamiento tome medidas correctoras

La roca que amenaza con caer sobre la localidad de Boo, con un vecino justo debajo. FERNANDO GEIJO

Los expertos advierten de que la ladera que amenaza las casas de la zona alta de la localidad allerana de Boo sigue deslizándose, por lo que persistirá el problema de la aparición de grietas en viviendas y en una gran roca con riesgo de desprenderse sobre el pueblo. Así lo indica un informe que firma el doctor Ingeniero de Minas de la Universidad de Oviedo, Pedro Riesgo, y que aúna los resultados de cinco investigaciones elaboradas por empresas externas bajo el encargo de Hunosa. Ofrecen medidas correctoras, que tendría que abordar la administración local.

La hullera pública quería saber si el problema de las grietas era provocadas por las galerías mineras que recorren el subsuelo de Boo. Los vecinos están tramitando una denuncia contra la hullera pública por los daños que se han producido en medio centenar de inmuebles, muy deteriorados y cerca del barrio de Puenxo. Fue en ese lugar en el que, hace veinte años, hubo que desalojar y demoler quince viviendas. Una sentencia obligó a Hunosa a indemnizar a los afectados, al considerar que los movimientos de tierra se debían a la subsidencia minera, el hundimiento de los terrenos que puede surgir a consecuencia de la actividad subterránea.

La historia, según los expertos, no se está repitiendo. Los informes de los estudios encargados por Hunosa aseguran que la aparición de grietas que se ha detectado durante los últimos años no está relacionada con las galerías de mina que pasan por debajo de Boo, sin actividad de 2006. Las características del terreno, la meteorología de la zona y la orografía de la localidad (muy empinada y asentada en forma de escalera sobre una ladera) apuntan a que los corrimientos de tierra están generados por un deslizamiento de ladera.

El estudio de Hunosa va más allá y afirma que la tierra sigue moviéndose y que no hay visos de que los terrenos se estabilicen sin intervención. Esta conclusión tan rotunda se repite en varios estudios y aparece especialmente subrayada en el informe elaborado por el Área de Ingeniería Cartográfica, Geodesia y Fotogrametría de la Universidad de Oviedo al que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA. La investigación destaca que lo que ocurre en Boo "no es un fenómeno aislado" y se repite no muy lejos del pueblo. María José Domínguez Cuesta lo estudió en su tesis doctoral: "Geomorfología e inestabilidad de laderas en la Cuenca Carbonífera Central. Análisis de la susceptibilidad ligada a los movimientos superficiales del terreno" (año 2003).

Hay sitio para el optimismo y los expertos creen que aún no es tarde. Las conclusiones del trabajo incluyen una serie de medidas correctoras para mejorar la situación de la localidad y frenar la aparición de grietas.

Los expertos recomiendan cumplir estrictamente el Código Técnico de Edificaciones. Según las investigaciones, actualmente los inmuebles se construyen con zapatas: un método convencional que en el caso de Boo no es el más apropiado.

Vigilancia en los inmuebles y también en el terreno. Los estudios aconsejan drenajes superficiales y drenajes subterráneos (los conocidos como drenes californianos) para evitar las acumulaciones de agua en el subsuelo. También saneamiento y protección contra desprendimientos: mallas metálicas, rellenos de grietas y el uso de materiales hidrófugos. Las medidas se completan con sistemas de contención, como la construcción de escolleras y muros que impidan los desplazamientos.

La financiación de estas actuaciones, si se demuestra que la ladera está moviéndose, correría a cargo del ayuntamiento de Aller.

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