El nuevo Plan General de Ordenación de Mieres (PGOU) estará aprobado antes del verano. Al menos, ese es el objetivo del gobierno local de IU tras cuatro años de correcciones y revisiones del documento. Y es que el trámite se ha alargado durante una década, con sus consecuencias. Requejo es posiblemente el principal perjudicado de la tardanza del Ayuntamiento en tramitar una nueva planificación urbana. El barrio lleva más de veinte años sin poder abordar reformas estructurales. Los vecinos apenas han recibido permisos para retejar y pintar las fachadas. Poco más han podido hacer. Esta situación ha tenido un coste. Más de la mitad de las casas de esta emblemática zona del casco urbano están vacías. Lo peor es que muchos de estos inmuebles están en estado de ruina.

El derribo de Oñón y la agresiva remodelación de La Villa ha dejado a Requejo como el último cogollo del Mieres primitivo. Ahora bien, de las 34 viviendas que integran el barrio un total de 18 se encuentran vacías. De ellas, casi la mitad están derruidas o en un avanzado estado de deterioro. Las medidas adoptadas en su momento para proteger las edificaciones ha tenido un efecto contrario al buscado. La explicación hay que buscarla en la década de los noventa.

La nueva ordenación urbana de Mieres conllevará poner fin al bloqueo de las licencias de reforma en Requejo. Este histórico barrio lleva veinte años padeciendo los afectos de la aprobación del PGOU de 1994, que dio pie a un Plan Especial de Reforma Interior (PERI) cuyo desarrollo hubiera supuesto la desaparición del actual entramado. En su momento, el Ayuntamiento decidió bloquear ese documento ya que al permitir la construcción de viviendas de hasta tres alturas abría de par en par las puertas a un más que probable desembarco inmobiliario, lo que amenazaba con borrar de un plumazo el diseño tradicional de este acogedor enclave. Se evitó este riesgo, pero la medida provocó un bloqueo urbanístico.

"La gente se ha ido marchando, ya que hay casas antiguas que necesitan de actuaciones para reforzar los cimientos y, al no poder abordar estas obras, los propietarios han optado por dejar el barrio", explicaron ayer los vecinos. Además del deterioro inmobiliario, Requejo ha sufrido otros perjuicios. Hace unos años, unos conocidos empresarios locales presentaron un proyecto para rehabilitar las instalaciones de la antigua Casa Feito con el propósito de construir un hotel de lujo. La actuación se trunco por los problemas urbanísticos y el edificio está actualmente derruido.