Candás,

Braulio FERNÁNDEZ

Aferrándose a las imágenes del Candás histórico, los vecinos de la villa han llamado la atención sobre un elemento tan minúsculo como representativo. Ante los planes del Gobierno regional de eliminar el último morrión (bolardos para amarrar los barcos en el puerto) de piedra labrada del puerto de Candás, los candasinos reclaman su permanencia. Y basan su petición en la necesidad de mantener el último vestigio del viejo caladero candasín, del que, tras la desaparición de la almena, dicen, «no queda mucho más».

Se trata de un bolardo (morrión los llaman los de la costa asturiana) situado junto al edificio del Club Náutico, frente a las escaleras de Gaviana, cuya composición a base de piedra labrada lo diferencia del resto de los que hay en el puerto candasín, hechos de metal.

Este morrión que acapara la atención de los vecinos y que carece de lengua, en cuyo caso se llamaría noray, pretende ser eliminado por la Dirección General de Puertos, según claman los residentes. «La pasada semana, técnicos de Puertos ordenaron la retirada del morrión de su emplazamiento actual alegando que estorbaba la circulación del tráfico por la zona y los accesos a la explanada del muelle», relata Marcelino Ramos Cuervo, usuario de las instalaciones deportivas candasinas. Ramos considera que el morrión «no molesta en absoluto», y destaca que es un símbolo del puerto de antaño. Es también la opinión de Jaime Colmenero, vecino de la villa y asiduo paseante del puerto candasín, para quien «el Principado no tomará en consideración la importancia que algunas pequeñas cosas tienen para la conservación de la memoria». Y añade: «Teniendo en cuenta que no molesta de ninguna manera, no costaría mucho trabajo que lo mantuviesen, al menos hasta que nadie se acuerde él».

Marcelino Ramos también recuerda, ante la amenaza de que eliminen el bolardo, que son pocas las señas de identidad que le quedan al puerto candasín, que ha vivido una profunda transformación en la última década, para reorientar su utilidad hacia la pesca deportiva y la actividad turística.

«La almena o el barco de piedra eran elementos singulares que el Principado prometió tener en consideración cuando los decidió eliminar», recuerda Luis Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos de Candás, cuyo logotipo es precisamente un morrión. «Queremos que se mantenga este elemento, como quisimos que se mantuvieran la almena y el barco de piedra, sin éxito», clama Fernández. «No es por capricho, sino por conservar la herencia histórica de la villa».

La posición de los vecinos se sustenta en el hecho de que el morrión no molesta y significa algo para la gente que frecuenta el puerto. Se da la casualidad de que el bolardo ya «sobrevivió» a una anterior reforma.