Villaviciosa,

Mariola MENÉNDEZ

Los artesanos asturianos del azabache miran con esperanza la galería que se proyecta abrir en la localidad maliayesa de Oles, pero, a la vez, con desánimo. «Tenemos necesidad de tener azabache cuanto antes, lo necesitamos ya», asegura Eliseo Nicolás, presidente de la Asociación Azebache de Asturias. Temen que la demora en la tramitación dilate demasiado el inicio de las extracciones. Asegura que «ahora mismo tengo unas doce piezas grandes en el taller. En unas dos o tres semanas no tendré material. Me quedo sin materia prima y es de lo que vivo».

Esta circunstancia impide conocer el precio de mercado de este mineral fósil. Este artesano manifiesta que «soy uno de los pocos que me resisto a comprar azabache de fuera», principalmente de Turquía. A pesar de la riqueza de Asturias en este mineral, «no hay ningún lugar de extracción en la región», lo más próximo es «un lignito de Teruel, aunque de mala calidad». Otros países exportadores son Rusia, Polonia y China.

María Pérez, maliayesa que también trabaja con azabache, comparte la misma opinión. «Es una pena que con la riqueza que tenemos en Asturias no tengamos y que llegue de fuera, de menor calidad y más barato». Esta artesana asegura que alrededor de dos kilos (la mayoría de escasa calidad) es todo el material del que dispone para trabajar. Agrega que «es de lo que vivimos y si nos falta materia prima no tenemos con qué trabajar. Además, si seguimos así se va a perder un oficio tradicional».

Eliseo Nicolás corrobora que «existe demanda de personas interesadas en este oficio, pero les frena la falta de abastecimiento». Por lo que cree que si finalmente se abre la explotación de Oles, «sería un boom», ya que supondría la creación de puestos de trabajo. Estos nuevos empleos se derivarían de la mano de obra necesaria para la extracción del material, surgirían nuevos azabacheros, una escuela de azabacheros y el museo, explica el artesano. En estos dos últimos proyectos trabaja el Ayuntamiento, ya que prevé su ubicación una vez que se rehabilite la Casa de los Hevia.

Además, los artesanos (unos treinta en Asturias) insisten que esta materia prima tiene una calidad inferior a la local. Este fósil jurásico destaca en la región por tener «unas características óptimas. Es más duradero y tiene más brillo», asegura Eliseo Nicolás. Incluso va más allá: «El de Villaviciosa es un referente para otros azabaches, es el prototipo ideal porque hablar de azabache es hablar de Oles y el de la zona de La Marina». Estas características le convierten en «el mejor del mundo», junto con el de Inglaterra, extinguido hace años.

El presidente de la Asociación de Azebache de Asturias denuncia otra situación que está provocando la falta de este mineral. Afirma que «el 99 por ciento del azabache que se vende en las joyerías no es de la región y es el gran fraude porque se hace pasar por asturiano».

La última mina de la región se cerró de forma oficial en 1923 en Oles. Desde entonces, el azabache del que se nutrían los artesanos llegaba de escombreras y de la extracción extraoficial de este yacimiento. Tomás Noval fue el último minero de azabache del Principado y de España. Con su fallecimiento, en 2008, «murió una parte importante del conocimiento y la cultura de azabache», lamenta Eliseo Nicolás.