La arqueología no casa demasiado bien con la política, al menos en esta nuestra Comarca de la Sidra. Los trompicones de Rogelio Estrada con el azabache de Villaviciosa recuerdan los que ya sufrió en Nava Elías Carrocera, otro eminente arqueólogo. Todavía es una incógnita lo que va a suceder con Estrada y con el pacto de gobierno de Villaviciosa, pero hay que recordar que Elías salió escaldado del Ayuntamiento y que, a día de hoy, prefiere la silla eléctrica a la que ocupaba en el salón de plenos de la plaza Manuel Uría. Es una pena que gente válida -profesionales de gran prestigio que se atreven a dar el paso y saltar a la arena pública- se encuentren con zancadillas en su propia casa. Pasó con Carrocera y amenaza a Estrada. Ojalá que el destino no sea el mismo. El concejal de Urbanismo da un soplo de aire fresco e independiente a la vida política maliayesa, donde hay muchas caras demasiado vistas en todas las formaciones, empezando por el gobierno y acabando por la oposición.